Hay palabras que son complicadas. Me acuerdo de una canción viejísima que cantaba Federico Moura y descubrí hace algún tiempo. Se titula Amor descartable. Un dúo inquietante: ¿¿Cómo el amor puede descartarse?? Por más que sea un amor y no el amor, el amor si es amor es algo que nunca descartamos, al menos no del todo ¡¡no podemos!! Siempre queda algo del amor aunque ya sea imposible. Cuando el amor es amor marca, deja señales en lo que somos, y esas señales jamás se descartan porque son parte de lo que somos.
Con el arte pasa algo parecido. Sigo hace un tiempo con mucho interés la obra de una artista para tener muy en cuenta: Ana Wandzik. Ana realiza obras con una particularidad: son obras descartables. Lo descartable es algo clave en su idea de hacer arte. Lo primero que pensé es ¡¡cómo estamos acostumbrados a lo descartable!! Que no es lo efímero. Efímero es lo que no puede durar, pero esa falta de durabilidad es algo que no es voluntario, que está más allá de lo que podemos hacer por la duración misma. Pienso en uno de los lanzamientos de Juliana Iriart, por ejemplo. Nos gustaría que hubiera miles en la ciudad, ir caminando por la calle y que de lo alto surgieran nuevas nubes de color y que se sostuvieran en el aire un rato muy largo. Pero la falta de duración no es lo mismo que la decisión de dejar de usar. Descartar es apartar, tomar la iniciativa de ya no utilizar más algo. No es exactamente una degradación: mientras que se usa ese objeto puede ser importante. Lo que sucede es que a partir de un momento deja de serlo.
Durante siglos el arte tuvo la pretensión de durar. Pensemos en las esculturas de mármol, en los esfuerzos de tantos artistas para que sus pinturas duraran lo más posible. El arte se construyó sobre la idea de perdurabilidad, de ganarle al tiempo. Recién ahora estoy pensando que un arte descartable, como el que con mucha sensibilidad e inteligencia hace Ana Wandzik, por ahí es la estrategia más eficaz para ganarle al tiempo. Descartar hoy es cambiar de un soporte por otro. Porque descartar es realizar un registro de obra previo. Antes de que una obra pierda su existencia física, se la registra. Y el registro es una forma de conformar archivo. Por lo cual un arte de descarte es un arte que fue pensado para que su soporte sea el archivo. ¡¡Y este cambio es una maravillosa idea!! Porque crea complicidades intensas, ya que los espectadores que hayan visto la obra en vivo y en directo antes de su descarte podrán jactarse de su percepción inmediata.
Ya ven, una obra descartable abre infinidad de preguntas sobre todo tipo de cuestiones relacionadas con el producir arte. Una forma de producción que abre un planeta intenso de interrogantes.
Ana ¡¡cómo nos dejás pensando!!
martes, 26 de junio de 2007
Un planeta intenso de interrogantes
Publicado por Anita en 9:34