lunes, 18 de junio de 2007

Tu mundo dentro del mundo

¿¿Dónde empieza tu mundo, donde termina?? Está el mundo, ese que vemos ni bien nos despertamos, ese del cual nos hablan los diarios y los noticieros y las ciencias. Y después está esa porción de mundo que elegimos para nosotros, que nosotros modificamos con nuestra imaginación cotidiana, en complicidad con nuestros amigos y nosotros mismos. Es un poco como en “Criaturas celestiales”, la película de Peter Jackson, donde las chicas reinventan su mundo dentro del mundo para hacerlo más agradable. Lo que nos dice la película es que los mundos de fantasía pueden ser muy peligrosos, pueden desencadenar tormentas. Y que las fantasías siempre producen efectos en nuestro mundo inmediato.
Pero volvamos al mundo fantástico. Un mundo donde también caben las pesadillas, como en “El Laberinto del Fauno”, una película tremenda donde la protagonista, Ofelia, superpone su mundo de fantasías al real. Todo transcurre en los tiempos de la guerra civil española, donde los partidarios del régimen autoritario tienen cercados a los revolucionarios. Y la pobre Ofelia introduce todo el horror de la guerra a su mundo de fantasía, en la cual un fauno enorme la guía y asiste en muchas pruebas muy difíciles que se entremezclan con el espanto de lo que sucede. Es una película muy violenta y esta violencia se entromete en lo que debería ser un refugio. Lo que digo es cómo vivir tu flash dentro del mundo, como cambiarle los códigos, como transformar significado de las cosas. Las pinturas de Jazmín López tienen la particularidad inversa: traen imágenes que al principio parecen totalmente reales, del mundo del que hablan los diarios y noticieros y poco a poco se infiltran en nuestro mundo fantástico. Tengo una amiga que sueña todo el tiempo con cosas absolutamente cotidianas, sus sueños no tienen nada de fantástico, de sobrenatural o hermético. Julia (así se llama mi amiga) sueña que toma café con leche, que se compra una cartera, que charla conmigo por teléfono, que mira la tele. Me dice que su vida cotidiana es mucho más rara que sus sueños. A mí siempre me fascinó eso, esa sensación que ahora encuentro en los cuadros de Jazmín. Los sueños se han vuelto en apariencia apacibles, aunque no sea del todo así, y la vigilia es un mar de confusiones. No estamos frente a la durmiente que se hunde en su mundo de fantasías para huir de lo temible y traumático de este lado del espejo, sino al revés, como que tu second life es el aquí y ahora y el allí, el otro lado del espejo es la vida real, ahí donde te levantás todos los días y caminás por la calle, y vas al kiosco a comprar pastillas. Este viaje es el que me transmiten las pinturas de Jazmín: un viaje al más acá, a un realmente fabuloso más acá.