jueves, 30 de abril de 2009

Diversión epidérmica con la mejor Art Band del planeta

Intenso.
¿¿Cómo explicamos lo que es intenso??
Algo que te afecta.
Que tenés que tomarte un tiempo para saber qué te pasa.
Pero algo te pasa.
Es lo que experimento cuando veo las instalaciones de las Conchetinas.


Son muchas obras en una.
Es mágico cuando una tiene que soñar el sentido.
El porqué de cada unión. Porque las instalaciones son eso,
muchas cosas reunidas. Y ya solas tienen su energía.
Es como entrar en una cabeza desordenada.
Es como llegar al cuarto de juegos cuando las chicas recién se fueron.
Pero dejaron mucho en sus cosas.
Es un desorden re.
Todo cuidado. Un azar de estudio.
¿¿Quién hizo qué??
Cada una por separado es divina.
Juntas son todavía mas divinas.
Siento la diversión.
Mi cuerpo la siente.
Es epidérmico.


Ahí está el momento.
Tenés que desovillarlo.
Tenés que hundirte, despacio.
Tenés que dejarte llevar.
Es pura sensación.
Eso me gusta.
Es la sensibilidad que interactua.
No es el cálculo de contar una historia.
Las Conchetinas son siempre el instante.
El momento en el momento.
¿¿Los 60 eran así??
Me acuerdo de Oiticica en el Malba.
Pero estas chicas tienen otro touch.
Otra caricia.
Otro rasguño.


Es una banda.
Es un ensayo.
Es lo que suena, pero con elementos.
Suena un monitor cuando lo armonizás
con otros colores.
Cuando lo usás de soporte para un dibujo.
Suena cada pieza.
Es informalismo 3D.
Son muchas cosas.
Como personajes de una historia.
Pero no sabés que hicieron.
Tenés que imaginarte el pasado.
Tenés que soñar cada movimiento.
Cada cual tiene su historia.
Que por ahí no es la de ellas.
Todas las historias hacen muchas mas historias.
Son máquinas de historias.
Máquinas suaves.


Me gustan las fotos.
Su flickr.
Todos los flickr y los Fotologs son como telenovelas.
Como avances de películas que no vimos.
Son chicas que están en movimiento.
O que miran a cámara.
Nos miran a nosotros.
Quieren saber cómo las imaginamos.
Quieren meterse en nuestra imaginación.
Quiere que la conexión de ellas nos llegue a nosotros.
Quieren que la próxima vez sea distinto.


Después queda el registro.
Queda el recuerdo.
No es como una pintura que es siempre igual.
Esto nunca es igual.
Ellas no están pensando en los espectadores futuros.
La verdad es que no sé.
No voy con ninguna idea previa.
Simplemente observo.
Vengo a sumarme a una historia.
Ellas saben que vamos a sumar nuestras historias.
Es como si les gustara.
A mi me gustaría, si estuviese en su lugar.
Están regalándonos una película
que es a la vez una canción
que es a la vez un dibujo
que es a la vez un poema
que es a la vez una caminata
que es a la vez una comida rica
que es a la vez silencio.


Me quedo con esto.
Con el afiche.
Lo imprimí y lo tengo pegado en la ventana.
En el vidrio.
se ve diferente a cada hora del día.
Con las diferentes luces.
El mundo siempre nos interviene.

jueves, 23 de abril de 2009

Seré una impaciente, puede ser. Pero esta pintura sin terminar de Adri Monoliti me encanta.


Iba a esperar.
Lo pienso un poco mas y no sé por qué.
Pero sentía que había que esperar.
Que lo que fui acumulando en cuadernos y libretitas y papeles sueltos
durante todo este tiempo tenía que volcarse en posts con un cierto orden.
Esto era lo que no tenía en claro.
De qué forma, con qué frecuencia, cuál primero, etc.
Además, tengo que revisarlos.
Es también volver a experimentar lo que me pasó en cada caso.
Yo pienso que cuando se escribe sobre arte
es importante saber lo que sentimos.
Me critican por esto, pero no me importa.
Lo hago como quiero, nadie me corre.
No tengo patrones. Ni otra motivación que sean mis ganas de aprender,
ese famoso "amor al arte".
Tengo todos los papeles sobre mi mesa
y anoto el orden
y de repente...
aparece esta pintura de Adri Minoliti.
La volví a ver. Ya la había visto.
Y me emocioné.
Mucho.
Mucho.
Muchísimo.
Muchísimo muchísimo.
Me gusta su actitud, de mostrar cómo crece un cuadro.
De explorar las diferencias.
No sé, es reloco, pero necesité escribir esto.
Mostrarles la imagen.
Voy a escribir sobre el tema.
En otros posts.

Ahora vuelvo a mis papeles.
Pero me siento mucho mejor.
Les conté lo de la pintura.

sábado, 4 de abril de 2009

Que los colores se quieran


Las sensaciones vienen a mí, ni siquiera las espero.
Las más banales son las mejores. El ruido de las hojas secas cuando las piso.
La luz a las 9:15 hs de la mañana, que tiene la calidez justa.
El gusto de las tostadas en la primera mordida.
Olores. Los que vienen del otro lado de la pared de la casa de mi abuela.
Deben ser de flores. Pero no sé. Es algo pegajoso e irresistible.
Necesito construirme mi reino. Pintar con aerosol las paredes.
Quemar mis cuadernos viejos y verlos mientras se consumen.
Escuchar la música a todo volumen.
Descubrir discos viejos.
Todo esto soy yo.
Cuando voy a ver una muestra cada una de estas cosas me da vueltas.
Cuando voy a una fiesta también.
Me gusta cambiarle las cuerdas al bajo.
Leer el blog de Cecilia Pavón y no comentar nada.
Me gusta meterme en el baldío llegando a la avenida.
Apagar la tele.
Ahora me gusta pintar. Que los colores se quieran.
Me gusta cuando anochece, pero me da un poco de tristeza.
No me gusta acordarme de nada, salvo de esto.