miércoles, 29 de agosto de 2007

No sé qué hacer con esta chica

Se repite, se acomoda, insiste otra vez ¡¡y nunca pierde la magia!! Las nuevas fotos de Rosalba Mirabella son sencillamente increíbles. Transmiten todo el tiempo y no dejan de transmitir. También especula, tuerce, manipula ¡¡y sigue teniendo una gracia emocionante!! Hay chicas que nacen con una estrella, con un don. Rosalba es una de ellas. Una de las más talentosas entre todas las talentosas.
Su última producción es especialmente adorable. Podría buscar cien adjetivos, doscientos calificativos y volvería a la misma palabra.
La primera vez que vi obra de ella la sensación fue 100% diferente. Me daba la impresión de estar frente a una nena iluminada que no dejaba de dibujar. Uno de esos fenómenos que se transforma en una máquina de realizar trazos luminosos. Hace poco leí un libro de pequeños relatos de Wilcock que se titula Hechos Inquietantes y cuyo primer relato se titula “El niño mecánico”. Tuve esa impresión. La de toparme con una chica autómata que no podía dejar de hacer rayitas mientras que todos la mirábamos embobados, sin poder entender de dónde había salido.
Después vinieron otras obras que no nos gustaron tanto ¡¡pero igualmente eran geniales y hasta mejor que la anteriores!! Hasta en eso es alucinante Rosalba: hasta ponernos a prueba. Todo el tiempo nos está poniendo a prueba. No hace mucho la reconocí en una muestra y me acerqué a oír lo que decía. Me daba un montón de curiosidad. No hablaba mucho ni decía cosas que me resultaran muy especiales, pero igualmente la adoré. Es una chica angelical. Y su obra es tan conmovedora porque desata un daimón que potencia esa angelicalidad de una manera bien extraña.
Atención con Rosalba. Es una artista súper intensa.
A veces estoy tentada en hacerme su amiga e insistirle que dibuje toda mi habitación. Soy de madera cocinando, pero si me pinta la pieza le cocino gratis durante un mes.
Ayer se me dio por pensar cómo sería mi vida si Rosalba dibujara toda mi pieza. Y la verdad es que no tengo idea. Pero segurísimo que me cambiaría la vida.
Con la fotografía Rosalba dibuja pero de otra forma. Es un dibujo en un estado diferente. Es tan genial...que da envidia.
Rosalba: te envidio. Envidio tu talento, tu dulzura, tu manera de ser.
Te envidio todo.
Encima, sos una de las artistas más talentosas que conozco,
¡¡Como para no envidiarte!!

martes, 28 de agosto de 2007

El espacio es un invento de tus ojos

Mi agenda es mi cabeza. Me gusta dejar que las obras que veo den vueltas un tiempo, paseen un poco por mis neuronas hasta que me gritan ¡¡hola!! ¡¡ya está!! ¡¡ya es tiempo!! Entonces es más fácil. La tarea está casi lista. Las palabras salen solas, buscan su lugar. Me costaría mucho tener que escribir así de una sobre algo específico. El procedimiento que se repite es más o menos de este modo: veo una muestra. A veces no me pega de entrada. Tiene que irse apropiando de mí. Muchas de las obras que más me gustan se toman su tiempo. Y de repente ya sé todo lo que tengo que decir.
¿¿Estoy muy loca?? Es un proceso reracional, pero lento.
Lo supe desde el primer post: no quería ser Telenoche. Dar novedades.
Hay muchos blogs que hacen eso. Mi necesidad es escribir sobre artistas y muestras que estén a full. Con los que tenga código.
Ahora quiero hablarles de Maxi Bellmann.
Como otros artistas que me gustan mucho, Maxi utiliza muchos medios e instancias para realizar su obra. De la animación a la fotografía. De la obra grupal hasta las exploraciones privadas.
Lo que más me pega son sus climas espaciales. Maxi le pone climas al espacio. Los transforma. Vemos una obra y otra y después otra más y nos sorprende que en todas el espacio esté tan presente. Desde diferentes miradas. Max a veces mira como un pájaro. Otras como un perro. Otras como un drogado. Todos personajes fascinados con el espacio, que por otra parte, sufre innumerables transformaciones. Maxi nos enseña que el espacio es siempre subjetivo. Es un invento de tus ojos. No existe un espacio común a todos. En todo caso, el espacio es un pacto entre muchas personas. Siempre pasa así: cuando es un patio un mundo de gelatina.
Maxi es el baterista de Hipnoflautas. Pero también hace cosas solo y con Mecto. Incluso como músico sigue obsesionado con el espacio.
El espacio es la materia principal de sus obras. El resto de los elementos es secundario. Sirve para darles diferentes temperaturas a los espacios que elige.
Maxi forma parte de Oligatega Numeric. Cuando interactúa con el resto de los Oligatega, su noción de espacio sufre modificaciones.
Al principio no me daba mucha cuenta. Uno ve la obra de Maxi y piensa en otras cosas.
A mi me pasó estar caminando por Villa Urquiza y ver una esquina Maxi. Lo entendí todo. Fue el espacio de una esquina el que me reveló a Maxi y no al revés. Después de entender esa esquina, toda la obra de Maxi me pareció transparente.
No puedo pensar el arte en otra forma. Como un estado que nos enseña a vivir con más intensidad.
Qué bueno que haya una esquina en Buenos Aires que sea tan Maxi Bellmann.

En los comentarios del Cippodromo Jotapé escribió unas cosas alucinantes sobre punkitectura: hacer arquitectura con tres acordes como parte de una avanzada low tech.
¡¡No se lo piedan!!

lunes, 27 de agosto de 2007

Una sensación muy lenta e importante

Leo las notas de arte de los diarios y me digo ¡¡yo estoy reloca!! Porque cuando escribo los post escribo sin atenerme a ninguna forma previa. La forma en la que escribo lo que escribo no es nada periodística. Leo Estol me preguntaba hace ya un tiempo por qué no escribía en medios. No creo que a los medios le interese publicar este tipo de post que hago. ¡¡Y no puedo escribir de ninguna otra manera!! Me sale así. A veces creo que soy muy poco mental. Quiero decir que me cuesta un montón hacerlo como lo hacen los que escriben en las revistas de arte. Me gustan más los blog de artistas y no porque sean de artistas, sino porque lo hacen con mas libertad que nadie. Y no me refiero únicamente a artistas visuales sino a artistas de cualquier disciplina. Los blogs de poetas (¡¡estoy escribiendo poesía y me encanta!!), de escritores, de gente que escribe porque sí, porque le gusta, que no está tratando de comunicar nada en un lenguaje muy específico para gente muy específica.
Cuando empecé con Mao y Lenin lo que hice es dejar de usar mis cuadernos y poner lo que me gustaba directamente en el blog. Y sigo haciendo lo mismo. Y seguiré haciéndolo porque me hace bien. Hago esto para aprender y divertirme. Y estoy muy contenta con los amigos que fui conociendo. Aprendo un montón de cosas de todos los que me acompañaron y acompañan: Leonel Pinola, Flavia Da Rin, Adri Minoliti, Diana Aisenberg, Leo Estol, Rafael Cippolini, Julia Sánchez (que me tiene olvidada), Mateo Amaral, Lucas Mercado, Florencia Minici, Porchi (que ya no me quiere más), Yamandú Rodríguez, Yanina Szalcowicz, Daniela Luna, Guillermo Iuso, Leo Garibotti, Fer Laguna, Carlos Huffmann, Oto Garabello y muchos otros que me escriben de vez en cuando. ¡¡Los adoro a todos!! Escribo a partir de sensaciones, de cosas que me emocionan, que me alucinan y otras que a veces me enojan. Por ejemplo cuando Leo Estol (a quien requiero y admiro y me parece muy intenso) escribe sin toda la soltura que puede escribir. A veces se pone muy esquemático y no está a la altura increíble que él tiene. Es uno de los artistas más sensibles que conozco y me reinteresa todo lo que hace.
Otra artista que me encanta es Valeria Roa. Se las recomiendo mucho. Valeria es autora de imágenes intensas, cargadas de sutilezas y emoción. A veces me cuesta ingresar en la obra de artistas que son demasiado correctas formalmente. Vale lo es pero sus paisajes son tan bellos que me olvido de todo. Vale me mete no sólo en ellos sino en un conjunto de fuerzas tremendas que los mueven. Descubre algo que los compone y los hace únicos. Necesito bastante tiempo para meterme en ellos. No es fácil. No son imágenes que nos cautivan en el primer vistazo. Nos van llamando muy lentamente. El sentimiento que transmiten juega en nuestra memoria. ¿¿No les pasa que un día descubren que hay personas que queremos mucho mucho mucho y siempre lo supimos pero nunca se lo dijimos?? Nos damos un tiempo bastante importante para querer de esa forma profunda. Algo así me pasa con los paisajes de Vale. Cada día que pasa los quiero más.

viernes, 24 de agosto de 2007

El más florido de mis días

Hay días que los días se parecen mucho a ciertas obras. Y esto lo puedo tratar de entender de muchas formas. Por ejemplo: todos tenemos un día muy Paul Klee. Y también tenemos otros días muy Raquel Forner. Y otros que tienen todo el sabor de ser muy Josefina Robirosa. Tengo semanas enteras que son recontra Adri Minoliti (adoro mis semanas Minoliti y ya escribí sobre eso). Tengo meses Leo Estol. Podría seguir. Lo genial es que algunos días Marta Minujin no se parecen nada a otros días Marta Minujin, tuyos o míos. Por ahí vos tenés días Minujin que son completamente diferentes a mis días Minujin. Es lógico que sea así: tu relación con la obra de Cecilia Szalcowicz es sin dudas absolutamente diferente a la mía. Hay días en los que me levanto queriendo ser Yanina Szalcowicz. Y otros días en los que adoraría recuperar las sensaciones que su obra me transmite. Todo esto lleva a otras multiplicaciones. Los calendarios están llenos de arte. Y nuestras vidas más aún.

Hoy me levanté con un día muy Estanislao Florido. Y no saben lo bueno que está. Veo todo como si fueran sus pinturas.
Desayuné en “La Traviata”, en la esquina de casa y me puse a charlar con un mozo precioso del que todavía no conozco el nombre. Además de ser simpático se hace el simpático conmigo y aventura tímidos piropos minimal. Entonces empecé a anotar en mi cuaderno que Estanislao hubiera podido pintar perfectamente lo que me pasa. Estanislao es un pintor minucioso, pero todas sus figuras están un poco esfumadas. Como fuera de foco. ¿¿Se acuerdan del personaje de esa película de Woody Allen que está fuera de foco?? Pero no tanto. Un poco menos. Y en su técnica (en sus esmerados puntitos de colores, como si llenara el cuadro de pecas psicodélicas) manifiesta un delicado y esmerado desgano. Todo esto da una combinatoria riquísima, que hace que yo quiera vivir muy intensamente mis días Estanislao Florido.
Volvía a casa y las veredas se pusieron tremendamente Estanislao. Me imaginé de repente qué bueno sería si los urbanistas de Buenos Aires le encargaran a Estanislao diseñar todo un barrio. ¡¡Yo viviría en el barrio Florido!!
Está rebueno no saber cuánto tiempo convivirás con esa sensación. ¿¿Será mañana otro excelente día Florido?? ¿¿Cuándo volverán los días Florido??
Nunca se sabe.
Por eso hay que disfrutarlos a pleno.

Ser una Florido’s girl por un buen tiempo es de lo mejor.

miércoles, 22 de agosto de 2007

El Mundo de María y mi estilo en consecuencia

Cada obra de un artista es una manifestación de su mundo. A medida que hace más y más obra, más sabemos de ese mundo. Como todos los mundos, ese mundo cambia. Hay mundos de todos los tamaños y temperaturas.
El mundo de María Guerrieri es de los que más cambia. Descubrir mundos implica ser buena exploradora, atreverse a zonas propias que no siempre son fáciles. María no deja de explorarse, de buscar en su planeta interior.
Un artista no trabaja sobre un tema. El tema de las obras de María es ella misma, son sus sueños, sus fantasías, sus fantasmas. Éstos pueden coincidir con arquetipos, con tradiciones, con símbolos de toda clase, pero ante todo son sus imágenes.
Y las imágenes de una artista son su lenguaje privado abierto a todos. María tiene un lenguaje personalísimo, poblado de animales, de geometrías y de criaturas de sueño.
María explora su sensibilidad. Lo hace metódicamente.
Superficies de color: grandes animales-charcos. Siluetas de colores intensos.
Los animales parecen de fábula. Toda artista bucea en su imaginario. Un imaginario se va formando de decenas y decenas de imágenes que vamos almacenando a lo largo de los años. Todas esas imágenes que una artista almacena la van delimitando. Van dibujando en secreto sus fronteras.
Hoy quería buscar un lenguaje simple. No es fácil. No quería tampoco muchos adverbios. Aunque se me escapan algunos.
Estoy tratando de llevar al mínimo de modismos y al máximo de expresión mi prosa en relación a la obra de María, que es una artista rebuena.
Cuando escribimos sobre arte es muy difícil no caer en recetarios ni ser crípticos. ¿¿Cómo acercarnos a una obra sin preconceptos, sin necesidad de tomar en préstamos todos los recursos de los discursos habituales sobre arte??
Es cierto, la obra de María me estimula a eso. No lo podría hacer con otros artistas.
Pero la obra de María tiene esa sensibilidad especial e inolvidable que me invita a acercarme de esta manera.
Pienso que cada reseña debería tener un estilo de escritura distinto inspirado en el artista. Mimetizarnos con su sensibilidad y explorarla desde un lenguaje familiar.
Es muy difícil trabajar en la frecuencia de cada artista.
Pero vale la pena intentarlo.
Comienzo con María.
Me alucinan sus planos de color, que no son otra cosa que los límites actuales de su mundo.
Pero por poco tiempo. Intuyo que pronto cambiará a otra cosa.
Lo mismo debería pasar con mi escritura.
Bueno. Trataré.
More Kisses.

lunes, 20 de agosto de 2007

Como una punzante sensación de análisis

Dar orden. Al universo, al planeta, a nosotros mismos. Y saber el orden es algo que buscamos para sentirnos menos vulnerables. El desorden crea incertidumbre. Y está bueno. Pero después algo muy profundo nos pide encontrar un orden. Es como un lugar de descanso. El orden es una mirada nuestra hacia el mundo. Incluso en muchos desórdenes hay un orden por descubrirse. Cada artista tiene su orden. Lo busca. Lo propone. En algunos es bien evidente esa propuesta. Por ejemplo en Ponchi.
Una buena parte de su producción (¡¡cómo me gustaría conocer más!!) transmite la sensación de esa búsqueda. Un orden geométrico. Yo las veo y pienso en diagramas de estudio. En elementos de análisis. Gráficos. Hay una belleza en los gráficos. En las grillas. Ponchi transmite eso. Su grilla se impone a una imagen.
Da la impresión de estar siempre estudiando. Analizando.
La imagen en sus líneas, es sus planos.
Expresión pero desde la plantilla. Sabemos que se refiere a algo, pero no sabemos a qué. Son gráficos de estudio pero desconocemos bien su utilidad. En realidad, lo bueno es que son perfectamente inútiles. Es como en Lost, cuando parte de la expedición encuentra ese laboratorio que necesita transmitir todo el tiempo una clave para que no se termine nunca el mundo. Con la obra de Ponchi tenemos esa sensación. Encontramos elementos de un espacio de estudio. Y tenemos que utilizar intensamente nuestra imaginación para saber qué es lo que está estudiando.
Por ahí nos está estudiando a nosotros. O estudia nuestras formas de conocimiento.
O la belleza de estos elementos. Es una obra estimulante y ambigua. Es una obra que nos perturba sin inquietarnos. Es tranquila. Tanto como un gráfico. Y por eso mismo nos inquieta. Porque desconocemos su uso.
Me gusta mucho lo que hace Ponchi. Porque la emoción de sus obras no parte de ninguna anécdota que se pueda desprender de la mirada. Y mucho menos del ejercicio formal. Porque no es una obra abstracta.
Sin embargo, si la ponemos en las paredes de nuestra casa, tiñe todo de un efecto raro. Porque se ve que es una obra. Pero también va más allá.
Dando orden. Un orden mudo, que desconocemos. Al que no accedemos. Pero ahí está.
Y al final accedemos de otra forma.
Más emocional y menos racional.
Justo en este tipo de obra. Que parece parte de un estudio.
Qué bueno que Ponchi nos siga perturbando.
Con tanta armonía.

viernes, 17 de agosto de 2007

Anarquista del amor

No es nada difícil saber que es un clásico. Por ahí es más complicado definirlo, armar un concepto, una explicación que acepten todos, que abarque muchos ejemplos. Un clásico no tiene que ver con lo viejo y con lo nuevo. Ni siquiera con lo viejo exitoso. Hay obras que fueron muy exitosas en otras épocas y hoy no soy clásicos. Un clásico es clásico en nuestro tiempo y hay clásicos que pueden ser muy recientes.
Esto viene a cuenta porque quiero contarles ahora cómo me fui metiendo despacito en la obra de Virginia Spinelli. ¿¿Vieron que hay obras que nos llaman la atención pero que no nos resultan fáciles?? Nos intriga, pero por ahí son mundos tan personales que sentimos que hay algo que se nos escapa, que nos merodea y esa ronda es rara, queremos saber más. Como cuando conocemos a alguien que nos resulta reinteresante pero al que no accedemos inmediatamente.
Me fui dando cuenta que tal como yo veía a sus obras, los dibujos y pinturas de Virginia eran a su modo un arte clásico, pero un clásico que se aventuraba en zonas raras. Pensé mucho en los simbolistas. Todos los simbolistas, como Odilon Redon o Aubrey Beardsley tienen algo de academicismo pero enrarecido, muy personalizado. Y tienen algo que es clave para entender la obra de Virginia: su interés por lo oriental, especialmente por lo chino y japonés. Pero no como estudiosos de esas culturas y de esas imágenes, sino de la misma manera en la que muchos poetas utilizan los haikus: descubriendo una forma que se adapta a su manera de sentir.
La vibración oriental da algo de simbolista y clásico a la obra de Virginia. Es un estilo chino-japonés que nada tiene que ver con el manga ni con el animé que hoy tanto vemos, sino precisamente con un elemento fuera de tiempo que encontramos tanto en los simbolistas. Acordémonos que los simbolistas amaban a los paraísos artificiales.
Les cuento que comencé a pensar una y otra vez y a no poder sacarme las imágenes de las obras de Virginia de la cabeza (¡¡lo cual es un placer total!!) a medida que me metía más y más en un libro fabuloso: la “Antología del Decadentismo. Perversión, neurastenia y anarquía en Francia”, que tiene textos de Jean Lorrain, Villiers de l’Isle-Adan, Huysmans y otros escritores (¡¡Gracias Rafael por la recomendación!!).
Es un libro que compiló y tradujo un chico muy talentoso que se llama Claudio Iglesias. Leer este libro es una de las experiencias más intensas que tuve en los últimos tiempos.
Me encanta cómo aparece el anarquismo en esas páginas, porque yo jamás lo hubiera pensado así. Se desprende de él una suerte desustancia amorosa que es la que voy descubriendo en los trazos de Virginia. ¡¡No saben que hermoso es tener el libro y las impresiones de las obras de Virginia juntos!!
Ayer, antes de dormirme, pensaba: no es que Virginia se hubiese sentido cómoda en aquella época tan copada, sino al revés, que ella trae a nuestro presente algo hermoso de aquellos locos tiempos.
Por supuesto, esto es un puro viaje mío.

¡¡Pero ni se imaginan lo bueno que es!!
Si quieren emociones fuertes, atrévanse a este combo.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Un manual de sabiduría desbordada

Hay libros que los leemos despacito, saboreando cada párrafo. Porque no queremos que se acaben: tenemos ganas de seguir, de avanzar ¡¡estamos retentados, porque sabemos bien que lo que viene estará buenísimo!! Pero no. Por el momento preferimos guardar en la cabeza lo que leímos, seguir repasándolo mentalmente, porque así lo disfrutamos más. ¡¡Y al día siguiente volvemos a la carga con una nueva dosis!!
Así sucede con Contagiosa Paranoia, el genial libro que acaba de publicar Rafael Cippolini. Lo voy leyendo de a poco, vuelvo atrás, releo párrafos, los comento. Me sorprende siempre. Es una montaña rusa imparable. Como les decía: ponemos el señalador y el vértigo sacude nuestra cabeza.
Lo que más me gusta de este libro de ensayos muy distintos pero con obsesiones que vuelven y ya no se van, es que no es el libro de un crítico de artes visuales.
Es mucho más que eso. Porque Rafael se mete con todo lo que encuentra a su paso.
Mucho rock, mucha literatura, mucha mezcla de familias. Mezcla todo y le da un nuevo sentido que sorprende. ¡¡Es tan divertido!! Es desmedido, pasional, valiente, demente, sutil, minucioso, reinteligente, electrificante, burlón, exhaustivo, íntimo, gracioso, intenso, informadísimo, inclasificable, todo esto junto. Y lo que mas valoro: habla desde sí, pone su vida en notas, dice “hice esto, hice esto otro, tengo ganas de ir a tal lado”. Y lo hace con una sinceridad que nos contagia: nos dan ganas de no parar de escribir, de copiarlo, de robarle todo.
Porque se nota que no tiene miedo, que dice lo que tiene que decir, y lo dice contándonos cosas increíbles de Alberto Greco, de Astroboy, de Yoko Ono, de Le Parc, de Gombrowicz, de la psicodelia, del delito en el arte, de Borges como mutante, de los situacionistas, de los patafísicos, del arte electrónico, de internet, de Grippo, del Pop, del arte geométrico y de tantas otras cosas que es imposible enumerarlas. Es un libro torbellino que nos revolea por el aire.
Es una de las mejores cosas que me pasó este año. ¡¡Y en los últimos años!!
Rafael es un género él mismo. Un género que sus admiradores queremos que no se termine nunca.
Es por eso que lo leo de a poquito. Porque en algún momento se va a terminar ¡¡y voy a querer más!!
En el libro de los curadores que editó el Rojas Cippolini dijo que un curador debería ser la mejor droga para un artista. No soy artista ¡¡pero quiero más de esta droga!!
Es la adicción más preciosa que conocí en mi vida.

lunes, 13 de agosto de 2007

All you need is a pretty backpack



Hasta hace cinco años atrás, si alguien tenía algo que decir investigaba cómo podía hacer para escribir en una revista, o en el mejor de los casos armaba su fanzine. Había muchos muy buenos en los noventa. Me acuerdo de Vestite y Andate, que me regustaba cuando estaba en la secu.
Ahora todo eso suena a prehistoria. Todos sabemos que si tenés algo para decir te hacés un blog. Un blog no es solamente un fanzine electrónico; es también una genial mochila. Porque un fanzine era un número solo. ¡¡En cambio un blog tiene para almacenar todo lo que escribiste antes!! Un blog es acumulativo y eso está rebueno.
Hay algo que tiene que ver con la escritura y es desde dónde escribís. Porque un texto es siempre una distancia y solo vos medís ese espacio.
A mi me gustan los espacios chicos, personales, porque son los que al final terminan siendo los más grandes. Cada blog es una mochila y un mundo, un estilo. Y eso es lo que tienen de bueno. Es el hacelo vos mismo de los punks. Porque el punk nos enseñó a ser nuestra propia plataforma.
No se dan una idea qué alegría me dio verme en una mochila. Es alucinante. Adoro las mochilas y que Leonel me haya ofrendado ésta que ilustra este post es el mejor regalo que me hicieron en años. En serio.
Morí de amor.
Son gestos como éste los que te enseñan lo bueno que es tener un blog, cargar tu mochila todos los días, dedicarte a dialogar con la mejor onda posible con la obra de los demás en la intimidad que puede darte un texto.
Hoy Leonel me hizo feliz. Muy feliz.
Ojalá yo pueda transmitirles aunque sea un poquitito de ese sentimiento.
Es lo que trato de hacer día tras día.
¡¡Aunque esto no suene muy punk!!
Los quiero.
1000 kisses!!
Ani.

viernes, 10 de agosto de 2007

Un Maestro de Fans y su muestrario amoroso

Holiiiiiiiiiiiiiiiiiii !!
Hoy les voy a hablar de una obra maravillosa, que es como una mamushka de fan.
Sí. Mamushka de fan. Ya se van a dar cuenta de por qué.
Antes se pensaba “¿¿cuándo podemos decir que es buena una obra de arte??”. Pero ya hace mucho tiempo que la formulación se modificó y hoy decimos “¿¿cuándo un objeto puede ser considerado arte??”. Y esto es porque antes arte eran sólo cuadros, esculturas y dibujos, pero desde hace un montó cualquier cosa puede ser arte, aunque no quiero decir con esto que todo es arte. Pero sí que podemos elegir entre muchas otras formas.
Para mi un buen blog o un sitio web pueden y de hecho son arte. Hace un tocazo que se habla de Net Art, pero yo no me refiero a artistas que son también programadores. Sino simplemente a artistas que hacen un blog ¡¡y ese blog es obra!!
Hay un blog que es obra. Y una reobra. Se llama Alta Fidelidad y es una creación de Leonel Pinola. Y es un blog genial. Porque Leonel se coloca en la perspectiva del artista-fan. ¡¡Y esto está buenísimo!! Porque el va tomando las estéticas de cada uno de sus referentes y con esta contemplación realiza una nueva obra. Remeras, llaveros, pins, mochilas. Todo tipo de objetos. Pero, además de estos, va armando todo con un blog que es una obra en sí. Una obra de obras.
Es lo que podemos decir un blog rebuena onda. Porque encima eso: Leonel realiza objetos divinos a partir de obra de otros y con todo realiza este blog, que es una galería de arte en internet y a la vez una especie de muestrario muy amoroso, porque no solamente multiplica los efectos de las estéticas de cada artista, sino que también podríamos acercarnos a este blog como a una máquina de producir homenajes.
¡¡Y qué mejor homenaje que llevar más lejos la estética de un artista!!
Me siento reidentificada. Porque Mao y Lenin también es el blog de una fan. Mao y Lenin podría perfectamente ajustarse a la consigna de Cippo que Leonel propone como encabezamiento.
¡¡Qué divertido ser fan de un blog de un fan y festejarlo en otro blog de fan!!


Leonel: hagamos una red de blogs de fans. Un Gran Club de Fans de Fans.
Cuando vi que pusiste un link a mi comentario de fan ¡¡me morí de amor!!
Sos un genio.
Ojalá le hagas tanto bien a todos como me hacés a mí.
¡¡Gracias Gran Maestro de Fans!!
1000 Kisses

jueves, 9 de agosto de 2007

Me gusta más cuando no remite a nada específico.

Bueno, cada cual escribe su statement. Este es el mío.
Si puedo explicar algo con palabras, no necesito imágenes. Una buena obra es siempre intraducible. Se abre en demasiados sentidos. A veces tanto que da vértigo. Antes era todo más fácil. El arte representaba algo. Había una vida real y el arte era un espejo de eso. Hace mucho que no es así. El sentido calma. Pero cuando este es más leve pone nerviosa a mucha gente.
Y está bueno, pero hay que bancárselo y a veces no es fácil.
Me regusta cuando una obra es un páramo en el que nacen muchos senderos. Las mejores obras son una invitación a perderse.
Mitlag ¡¡ay, Mitlag!! A amigas que no saben nada de arte se los tengo que explicar y resulta bien difícil. No entienden. Si ven una obra suya en una fotografía les cuesta menos. Pero piensan en la reunión de elementos y se ponen histéricas.
Y es que las mejores obras no remiten a nada específico.
En un momento en el que todos reclaman a los gritos especificidad. Ay, Mitlag, Mitlag. En sus fotos hay algo de lo inmediato que repentinamente ingresa en otro estado. Sigue siendo lo mismo, casi no hay excentricidad en la elección, pero algo te descoloca.
Sigue gustándome mirar. Todo el tiempo. Y después salir a buscar la referencia. Esto último es lo que vuelve aburrida gran parte de la producción actual. Hay muchas obras que no necesitan ser miradas. Con leer la justificación textual ya está.
Con Mitlag jamás estamos tranquilos. El texto se va perdiendo en el camino. Dejando breves señales.
Como: Ay, Mitlag, Mitlag. Suena muy bien.
¿No?

martes, 7 de agosto de 2007

Lo impecable multiregistro ¡¡y yo plagada de nidos!!

¡¡Qué difícil es lograrlo!! ¡¡Dificilísimo!! Muy complicado, pero muy muy muy. Por eso admiro tanto a Rosana Schoijett. Durante mucho tiempo miraba sus fotos y no me pasaba nada. De nada. Y de repente ¡¡clack!! la cabeza me hizo un giro de 360 grados. Me voló la cabeza. En cinco millones de pedazos. Así es la obra de Rosana: cuando te pega, es bestial. Pasé de la indiferencia a adorarla. Porque la adoro.
Hay veces que vemos bien la obra de un artista.¿¿Qué quiere decir ver bien?? Fácil: ves justo la obra que tenés que ver y entendiste todo. Pero otras veces es al revés. Las primeras fotos que vi fueron las que Rosana presentó en el Malba, con la curaduría de Alberto Goldenstein (un maestro). Me parecieron divertidas: hasta ahí. No mucho más. Me sacaron una sonrisa.
Después vi otras fotografías. Todo bien. Pero no me pasaba nada. Que había calidad, sin dudas la había. Pero podía prescindir de sus imágenes.
La instalación fotográfica que hizo en ArteBA me gustó mucho. Me inquietó. Me empezó a ganar. El bichito de la curiosidad comenzó a plagarme de nidos. Y después me encontré con esta serie. Fui descubriendo aquí y allá sus viejas series. Y cada vez me rompía más la cabeza. Me costó entender a Rosana, pero valió la pena todo ese esfuerzo. Revalió la pena.
Una amiga tiene en un cd las fotos que presentó en la Beca Kuitca (me pidió que no lo diga ¡¡perdón!!) pero me emocionaron tanto que me hicieron llorar.
Rosana tiene una sensibilidad increíble.
Increíble.

Hace unos días volví a ver las fotos que ilustran el libro de Kacero. Las miré con el detenimiento que no le había dedicado la primera vez.
Rosana es una genia.
Pero muy genia.

Dueña de una obra por la que tiene que ser considerada, hoy por hoy, maestra.
Porque es lo que todos queremos.
Todos.
Que haya muchos artistas que aprendan de ella.
Si esto sucede, nuestro arte, que ya es muy bueno, sería todavía mejor.
I love you, Ros!!
1.000.000 Kisses!!

lunes, 6 de agosto de 2007

Las recetas cariñosas y la cita difusa

A veces pienso que el arte es siempre reformulación. Como cuando comenzás a cambiarle el aspecto a tu blog o a tu computadora: elegís tus colores, tus íconos de escritorio, la tipografía, el tamaño de ésta, etc. Tomás decisiones formales dentro de un número de posibilidades que otros artistas fueron explorando antes.
Me parece muy estimulante esto de empezar a explorar una fórmula para tunearla, volverla tuya. Nuestro genoma también es una fórmula que nos hace únicos. Con nuestro arte hacemos algo parecido: modificamos la fórmula, hacemos que la receta se vuelva cariñosa. Nuestro genoma debería ser una receta cariñosa.
Estoy copada con la obra de Leonardo Garibotti. Es un tipo de pintura que podrían haber realizado artistas de la generación de su abuela o bisabuela ¡¡y esto es lo que me encanta!! Va hacia su receta cariñosa y la lleva bien lejos en lo afectivo.
Un artista no está obligado a hacer cosas que se vean como nuevas, sino que estén cerca de su exploración del mundo. Todo el tiempo vemos obras que se quieren recontemporáneas y no tienen nada de interesante.
Cuando una ve las obras de Leonardo Garibotti tiene la impresión de haber visto su pintura en millones de lados. No tiene ninguna pretensión de traer una novedad al planeta sino acercar un tipo de afecto distinto. Leonardo es sin dudas un muy buen observador. Cada uno de sus rostros me hacen viajar a decenas de imágenes que vi durante toda mi vida. Es muy alucinante cuando una obra nos hace visitar la historia del arte sin una referencia precisa. ¡¡Nada que ver con una cita a un artista determinado!! Porque cuando la receta se vuelve cariñosa, cuando la fórmula está tuneada, la cita se vuelve difusa. ¡¡Y esto es una ganancia!! Nos pasa todo el tiempo cuando escuchamos una buena canción: en cada canción suenan muchas otras canciones. Un estribillo o un sonido la linkean con nuestra memoria. Adentro de cada canción se esconden decenas de otras canciones. Lo mismo pasa con las pinturas de Leonardo: son como un Arca de Noe. Eso es lo precioso: cada pintura suya saca de paseo un montón de imágenes antiguas.
Como nosotros, que dentro nuestro llevamos todos los que fuimos.
Por ahí en alguna época se invente una máquina que nos permita ver con claridad absoluta el niño que llevamos dentro.
Mientras tanto, Leonardo nos aproxima a esa sensación con una calidez que nos pone contentos.

viernes, 3 de agosto de 2007

Todo chiquitito y cortito. Borrador.

Sí. Todo rechiquito. Pero es sólo por las fotografías que conseguí ¡¡Daniela poné fotos más grandes en el blog!! Como son las únicas que había disponibles, van chiquitas. Dani: cuando leas este post o alguien te avise, por favor mandame las fotos en un tamaño más grande así las cambio.
Yo creo que estos dos momentos, los que las fotos retratan, son dos momentos geniales. Una, la visita de Francis Ford Coppola a la galería. Impresionante. Tener al director de La ley de la calle y de Drácula es un lujazo (son dos de mis películas clásicas favoritas). Cuando me contaron no lo podía creer. ¡¡Más que merecido!! Y el otro momento es esta imagen de una de las mejores obras que vi este año, sino la mejor. La del video de Victoria Colmegna, que si mal no recuerdo se titula Las Arañas. Estoy tomando notas para escribir algo largo sobre este poema visual perverso con el que ya soñé varias veces. Todo en él es imperdible.
Así viene el posteo de hoy.
Por otra parte, estoy muy cansada.
Voy a tomarme el fin de semana libre.
¡¡Además se terminan las vacaciones!!
Bueno, nada más.
Sí, perdón: Dani, cuando puedas no te olvides de mandarme las fotos grandes y el título del video.
Muchas gracias!!
More Kisses!!


PD2: Dani, yo de nuevo. Ahora que vi las fotos publicadas, no están nada mal de tamaño. Así que no me mandes las mismas de nuevo, sino que mandame más del video de Victoria sobre el que quiero escribir. ¡¡Gracias genia!!

jueves, 2 de agosto de 2007

Mi almanaque metafísico favorito

Para algunos artistas su mundo es claramente geográfico. O por ahí nosotros lo vemos así y para ellos esto no tiene una importancia capital. Pero para los que contemplamos sus espacios todo resulta tan ubicable que podríamos recorrerlo en sueños. Y es lo que hacemos.
No me canso de recorrer el Planeta Minoliti. Si fuera por mí, le dedicaría un blog entero. Los lunes escribiría sobre sus paredes y ventanas. Los martes sobre sus plantas. Los miércoles sobre sus calles embaldosadas. Los jueves sobre sus piedras. Los viernes sobre las piernas que no se cansan de recorrer. Los sábados sobre sus cielos fabulosos. Y los domingos sobre ella.
Y podría repetir la rutina una y otra vez sin aburrirme.
Adri habita un mundo que es un escenario interminable: el sueño de cualquier director de cine. No vemos seres, salvo las piernas. Unas piernas preciosas, siempre cruzadas.
No hay seres y sin embargo todo está lleno de vida. Una vida lenta, subterránea. Una vida que espera que la descubran, que la contemplen. El mundo de Adri tiene sus modos: observa, escucha, rompe el silencio cuando es necesario. Todo está poblado de melodías. Cada una de sus imágenes son canciones que recorren los ojos y avanzan sobre el resto de los sentidos. Adri avanza para atrapar una sensación. Una por una, todas sus pinturas lo son. Cada cuadro una sensación diferente. Al principio se parecen. Y poco a poco te van hipnotizando y vas encontrando mundos dentro de los mundos. Lo suyo es minimalismo metafísico. Porque el minimalismo nos obliga a ser minucioso, a prestar atención a cada detalle. Y metafísico porque siendo como es un planeta de puras superficies, cada una de las cosas que habitan sus imágenes avanzan hacia lo desconocido.
Porque en las pinturas de Adri lo conocido se vuelve extraño y lo extraño lo sentimos familiar, Y en este cruce va encontrando su estilo.
¿¿Será que sus cuadros se le parecen o que ella se parece a sus cuadros?? Cualquiera de las dos respuestas es incorrecta. Ella se ubica justo en el cruce, en el exacto punto intermedio. Una vez que nos damos cuenta cada imagen va logrando otra voz, una profundidad diferente.
Ayer o anteayer Diana me recomendó el blog de Pinola, sobre el que escribiré pronto. En uno de sus últimos post, Pinola homenajea a Adri con una remera. Me dan ganas de usarla. No estaría nada mal fundar el partido minimalista metafísico.
Voy encontrando en su pintura un grado exacto entre Morandi y Carrá. Me encanta: a veces nos pasamos horas tratando de adivinar si en el Planeta Minoliti es el mediodía, es la tarde, de noche o madrugada.
Después nos damos cuenta que siempre o casi siempre son todas las horas juntas.
Como un rebaño sensible e inteligente.
Como nosotros, que no queremos despegarnos de sus cuadros.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Distrayendo anzuelo y descubriendo

Nos pasa todo el tiempo. Vemos una obra cualquiera y nuestro cerebro intenta clasificarla comparándola con otra obra que conocemos. El link está ahí, ya preparado. Es nuestro anzuelo. Como espectadores estamos preparados para morder el anzuelo. No es nada agradable pensar en la obra como una carnada, pero me gusta decirlo así, es más violento y me sirve.
Los espectadores más interesantes sin dudas son aquellos que le encuentran a la obra un destino más agradable que el de mera carnada para completar el cuadro de la teoría del arte, o de la historia del arte.
Y como quiero ser una espectadora interesante, me pongo las pilas para hacer otra cosa. Frente a la obra lo primero que hago es no interpretar. ¿¿Será lo que aconseja Susan Sontag en ese libro que no leí??
Trato de no acercarla demasiado a mi experiencia. Eso lo dejo para un segundo momento. Primero me abandono a la intuición.
De Gisela Filc no sé nada. Jamás había sentido hablar de ella. Pero veo sus fotografías en el Proyecto Panda y me vuelan la cabeza.
El Proyecto Panda es increíble. Son obras rebuenas, todas. La selección es super exquisita. Es imposible que las fotos de Gisela no te remitan a algo. Son imágenes universales, la mayor parte de las veces, atemporales.
En el arte contemporáneo se suelen desatar dos furias simétricas y opuestas: una furia por el presente/ futuro, por ganar territorio en el porvenir tecnológico y por otra parte un ir hacia lo artesanal, a la historia del arte, a lo conocido. Adoro la tercera posibilidad, que es este huir de las fronteras que delimitan el tiempo.
De todas formas, siempre hay algo, algún detalle que nos proporciona una pista de la época de la toma. Pero gana ese apostar a un bosque, una niña, el campo en un día nublado, una chica saliendo del agua en una playa de piedras grises, y todo así. Eso nos emociona: es hermoso. Son imágenes no muy diferentes a las que pudieron ver nuestros papás cuando eran chicos.
No es nada fácil lograrlo. El tiempo no se deja suspender. Sin embargo, Gisela lo logra. Es como leer un libro antiguo y sentirte identificada.
Es obvio que estas fotos me recuerdan como a vos momentos de tu vida. Algo que viste un millón de veces o una, pero que te habla directamente a los sentidos. Pero más que meterme en mi experiencia individual me conectan a una experiencia colectiva y a la vez privada.
¡¡Qué genia que es Gisela!! Hay que ser recapa para hacernos olvidar del anzuelo y sugerirnos tantas cosas. Cada foto de Gisela es un descubrimiento.
Y es que lo universal o fuera del tiempo, que no es lo mismo pero en este caso por ahí sí, es lo que logra que el tiempo quede entre paréntesis.
Las fotos de Gisela son clásicos instantáneos.
De una simpleza y profundad alucinantes.
Qué bueno poder estar ahora y acá para disfrutarlas.