sábado, 27 de septiembre de 2008

200 veces “Shh”


Este es el post número 200. Así que 200 veces traté de hacer algo que me cambie. Al principio no lo sabía. No siempre sabemos por qué hacemos las cosas. Ni siquiera sabía que quería cambiar. Me gusta sentir cosas. Explicarme en qué consiste eso. Es muy difícil explicar un sentimiento, una sensación. Ahora me doy cuenta de que fui muy precisa en elegir el objeto de mis deseos. Quería imágenes. Imágenes que por alguna razón sintiera cercanas. Que me resultaran misteriosas, emocionantes, que atraparan ideas que me pusieran en un estado especial. Las imágenes, cuando nos hacen algo nos hacen algo intenso. Cautivan a nuestro cerebro. Nuestra sensibilidad. Pasan los días y las imágenes no se van. Caminamos, viajamos, y ellas siguen acompañándonos. No sabemos hasta dónde las estamos imaginando un poco. Pero son parte de nuestro metabolismo. Hoy no quiero usar signos de admiración. Quiero estar más serena. No es fácil con mi temperamento.
Son 200 posteos y me siento bien. No es un balance. Ni una meta. Nada más llegué acá. Es un número. Perdón, son tres números, uno detrás de otro. Están las ideas, y son reútiles. Pero las ideas para mí también son imágenes. No sé por qué. Para este post elegí una pintura que me encanta. Es de Elena Losón y se titula “Shh. Mi rosada actitud”. Una se busca en las imágenes que le impactan. Se imagina en la situación. Desde hoy la chica de ese cuadro soy yo. Es mi retrato. Es mi actitud. Me encuentro ahí. Es lo que me pasa frente a las imágenes que guardo para siempre. No son de alto impacto. Son más bien suaves y me van ganando de a poco. Una actitud rosa. El rosa no es un rojo liviano. Es un rojo de velocidad lenta. Es un rojo que hizo “shh”. Que se creó un silencio para poder sentir mejor.
200 veces “Shh.”
200 veces más “Shh”.
1000 veces más “Shh”
.
Tantas, hasta perder la cuenta.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Sacá a la sensibilidad del patio trasero de la historia y la filosofía

La realidad es como la ves vos y vos y vos. Nunca creí en algo que estuviera afuera de las miradas tuya y tuya y tuya. El arte es reindispensable porque sensibiliza eso. La percepción no tiene por qué ser sensible. Los sentidos a veces actúan mecánicamente. La sensibilidad es algo como un trabajo sobre los sentidos. Empieza con la intuición, pero se va alimentando de un montón de cosas. Nuestra sensibilidad cambia todo el tiempo.


Laura Donadini usa la realidad. Porque esa es la cuestión: o la realidad te usa o vos la usás. Es lo que pasa siempre. El arte puede servir para que nos inventemos una realidad paralela a la que llamamos fantasía. Pero también nosotros podemos mezclar todo. Usar nuestras fantasías para internarnos en lo real. O no. Pasar la realidad por el filtro de nuestra sensibilidad. Hacer que la simple información de una noticia o un relato adquiera una naturaleza.


No me gusta el arte que copia a los noticieros. Ni a las pancartas políticas. Salvo excepciones, claro. Pero sí me gusta mucho cuando una mirada sensible se posa sobre lo que sucede a una sociedad. Es una forma de contribuir a otra mirada de los hechos. Precisamente, más sensible.


Leo textos de arte y noto que todo se limita a un relato histórico o filosófico. Nunca habla la sensibilidad, sino el discurso de la historia o el de la filosofía que relegan lo sensible a un patio trasero. Noto que los que escriben sobre arte necesitan demostrar que leyeron libros de filosofía y de historia. Son pocos los que se animan a decir lo que ven y sienten. Porque una cosa es haber leído un montón y usar todo eso que leímos para ver. Eso está bueno. Pero lo que más abunda es gente que ve una imagen o una obra, no saben qué decir y corren a los libros a ver qué pueden extraer. Es recontra aburrido. Ufffffffffffff.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿¿Te pusiste a pensar qué es lo que te hace interesante??


Busco. Busco en lo que pasa. En lo que tengo al lado.
Me parece reviejo establecer categorías que no sean de paso, que no sean formas de describir lo que pasa por mis sentidos a toda velocidad.
Internet para mi es eso: todo. Todo de algún modo. Pero todo.
Al lado de la Gioconda está mi vecina que hizo su primera obrita y la sube a su blog. Los viejos ven en eso “la biblia y el calefón” porque siguen pensando con aquellas categorías. No es que todo es igual. Es que todos tenemos las mismas oportunidades o queremos que todos la tengamos. Y la mayoría no piensa así. Dicen “a mí me costó mucho esto. No quiero que venga el de al lado y lo reconozca por algo que tuvo menos esfuerzo”.


Sigo buscando. Cada vez se busca menos. Los chicos no quieren buscar. Les basta lo que tienen al lado. Quieren que se los reconozca por lo que tienen en su mesita de luz. Y no salen a encontrarse con nada. Hay mucho arte de mesita de luz que está rebueno. Pero cuando todo es arte de mesita de luz cansa. Vos sos lo que hacés. Y si lo único que hacés es darte vuelta en la cama a mi me aburre. Salí. Da vueltas.
A mi me gusta la gente que sale por el mundo. Que me describe lo que le pasa con el mundo con sus imágenes y gestos. Cada vez veo mundos más chiquititos. Ya sé que tenés un lindo iPod y que leíste a Harry Potter. Yo también tengo iPod y leí a Harry Potter. Pero decime otra cosa.


“Yo soy esto y por eso esto es mi arte”. Me cansa. Uffffffff. ¿¿Qué te hace creer que sos tan interesante?? ¿¿Cuándo?? ¿¿Qué quiere decir que algo o alguien es interesante?? Ya sé. Que logra interés. ¿¿Y eso que quiere decir?? Mostrame un interesante mejor. Yo me confundo siempre, pero todo el tiempo me pregunto por el interés. No de los demás: a cada uno le interesa lo que le interesa. Me pregunto qué tengo para decirte, a vos que estás ahí leyéndome. Y sé que con mi sinceridad no alcanza. Por eso sigo buscando. Sigo tratando de que el mundo no se termine en mi mesita de luz. Que por otra parte la quiero un montón y es muy linda.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Las emociones tienen percepciones y al revés creo que también


Las obras son como las canciones. Algunas nos pegan porque nos recuerdan un instante, que a veces coincide con el momento en que la vimos por primera vez (en vivo, en un libro, en una revista) y lo abren. Hay una relación inmediata entre nuestra emoción y nuestra percepción. Es algo que se abre en el espectador. Es lo que me gusta del arte.
Otras obras nos tocan porque tienen un rasgo, un algo, que nos resulta conmovedoramente nuevo. Porque despiertan a la percepción un filo inesperado. Y hay otras que están en tensión entre las primeras y las últimas. En este precioso limbo se encuentran las imágenes de Eva Fisher.


Me preguntan muchas veces si para escribir elijo primero a los artistas y después veo sus obras o si es al revés. No lo sé. Conocemos a los artistas por lo que hacen. Por ahí es una frase que me gustó y me despierta una curiosidad. Por ahí es algo de una imagen. El artista nos llega por muchos caminos. Me parecen mucho más importantes los artistas que sus obras. Por empezar porque sin artistas no hay obras. A Eva Fisher ya no me acuerdo cómo la elegí, pero seguro que fue por sus imágenes. Cuando las vi tenía la impresión de ya haberlas visto. Es raro que cuando ves las imágenes de un artista te pase siempre que ya creés haberlas visto. Y es seguro que jamás antes las habías visto.


Y es que hay aristas que ven lo que ves. Ven lo que vemos. Entonces no elijo ni obra ni artista sino que ellos me eligen. No elijen. Parece un juego de palabras. Pero no es eso. Es una coincidencia. Es compartir sensibilidad. Miren las imágenes de Eva. Es como si ya lo hubiésemos vivido. Como si ya lo hubiésemos sentido. Y a la vez es renuevo. Es otra cosa.
No sabemos cuál es el camino que une la percepción y la emoción.
Pero estoy segura que Eva Fisher lo camina, sabiéndolo o intuyéndolo, una y otra vez.

viernes, 12 de septiembre de 2008

El arte es vida, che


Es re difícil.
¿¿Cómo hacés para separar la vida del arte??
El arte, por más dark que sea, siempre es una cerebración de la vida. Incluso cuando se encastra con el morbo de la muerte.
No hay arte sin vida.
Pero también al revés. La vida sería reaburrida sin arte. Por eso hacemos arte. Por eso nos gusta. Porque es otra forma de vivir la vida.


Amparo Ferrari asume esto. Este ida y vuelta. Este no límite.
Esté en Venecia o en Buenos Aires. O en cualquier parte del mundo.
Conoció a Sebastián. Se enamoraron. Y el arte re tuvo que ver.
El arte los enamoró.


No dejamos de ser artistas nunca. Beuys lo sabía. Pero hay que explorar esto. Hay que meterse de pies y cabeza. Tampoco el fácil. Pero está buenísimo.
Toda tu vida es arte. Pero hay que moldear esta vida. La vida es forma.
Esto es lo que aprende el arte de la vida.


Estés donde estés el arte está. Si viajás por Europa ves un montón de cosas que te lo hacen recordar a cada momento. Pero cuando estás en tu casa también. Me aburre cuando muchos creen que el arte empieza en los libros.
Te dicen: “andá a estudiar”. Y está bien. Tenemos que estudiar. Pero también observarlo todo. La vida es eso. El arte es una forma de vida que todos vivimos pero que no todos sentimos.


Muchos se enojan conmigo porque insisto en el sentir. Me dicen: “no podés exponer lo que sentís”. O “a nadie le importa”. Para mí el arte es una forma de sentir. Es la forma al servicio de ese sentir. Algunos artistas por ahí necesitan explicar teorías. Darle forma. A mi me interesa más saber qué sienten.
La forma es sentimiento visible.
Arte. Vida. Esto, ni más ni menos.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Produzco como excusa y también

Leí esto en un currículum y me encantó. ¿¿Por qué hacemos lo que hacemos??
La originalidad vive tropezando. ¿¿No te pasa que cuando se te ocurre una idea rebuena resulta que ya está hecha?? Y después te das cuenta que no es lo mismo, que la imagen que tenés en la cabeza o que comenzaste a realizar es otra cosa pero las lecturas previas te traicionan.
Vienen tus mejores amigos, esos en los que confías porque sabés que están informados y van a ayudarte a ver mejor lo que tenés entre manos y te dicen que tal o tal ya hicieron algo parecido.
A mi me mata ese “algo parecido”. ¿¿En qué se parece?? ¿¿Cómo se parece??


Eugenia Linares Solero es una chica limeña. Conocí su obra también en la web. Y me gusto eso, que no estuviera corriendo a ver qué imagen estaba menos leída. Porque es un delirio eso. Todo lo que podemos hacer se parece a algo. No sabemos a qué. A veces tenemos la impresión de que hacemos talleres y clínicas sólo para que nos digan “esto ya se hizo”.
Bueno, ya se hizo, sí. ¿¿Y?? Está bueno que no nos cargue tanto. Se hizo y lo volvemos a hacer.


Por ahí la experiencia más importante de tu vida fue una sensación que tuviste cuando cruzaste una calle. Cruzarla fue como atravesar el universo. Y posiblemente miles de personas sintieron lo mismo en otros sitios, de forma muy parecida. Si el arte está tan cerca de nuestras sensaciones y lo fabricamos a partir de percepciones ¿¿vamos inventar percepciones inéditas??
Qué estupidez.
Me gusta mucho esto de Euge. Produce como excusa.
Es lo que deberíamos hacer todos.
Siempre.