domingo, 16 de agosto de 2009

El dios pan y las chicas mariposa

Cada arte es consecuencia de una época. Pero me pasa algo raro.
La imagen de abajo, la primera, esa donde el dios pan se encuentra con la ninfa me parece mucho mas actual que la que está mas abajo, la de las chicas pintadas con mariposas. Los mosaicos me flashean mas que el body painting.
¿¿Por qué me pasa eso??


¿¿Será porque nuestra época es mas vieja que los tiempos del imperio romano??
Porque no me interesa mas el pasado que el presente, ni ahí. No, no es eso.
Ni prefiero ciertas imágenes antiguas antes que otras contemporáneas. Para nada.
Es sólo una sensación.
Como si el tiempo atrapara a la imágenes de otra forma.


Ya sé que es algo que me pasa a mi. Por eso lo cuento.
No quiero que se entienda como un juicio de valor.
Son formas de mirar. Cuando alguien empieza a hablar sobre lo nuevo y lo viejo, sobre lo que ya se hizo y lo que no es original me pasan cosas como éstas.
Las cosas que me parecen mas actuales son re viejas.
Y no es porque no las conocía.
No. Es porque están en un territorio raro.
Por ahí es eso lo que mas me gusta.

sábado, 15 de agosto de 2009

Mi silogismo

Las imágenes siempre dicen más cosas de las que creemos que dicen.
Ese es su poder. su magia.
Pero en realidad no sólo las imágenes. Las palabras también.
Caro Montano juega con el sentido del título proyecto y con las imágenes.
Para ella, un taco perdido es un taco de zapato que nadie sabe dónde está.
No tener pelos en la lengua es tener una ¡¡lengua sin pilosidad!!
El duelo de peluqueros es... un velorio.
La sal de la vida... es eso, sal que cae.
Joseph Kosuth inventó una exposición de definiciones para estrenar una nueva etapa del arte conceptual.
Duchamp titulaba sus obras con juegos de palabras obscenos.
Caro nos indica que las palabras... señalan otro aspecto de las cosas.
Alguien me dijo que Freud dijo que los chistes funcionan de un modo parecido.
Pero la verdad es que no lo sé.


¿¿Por qué queremos decir las cosas de otro modo??
A veces me pregunto cuál es el modo primero en el que se dicen las cosas.
Por qué estamos acostumbrados a decir todo de una manera.
Poesía es eso, sin ir más lejos.
Tener la sensibilidad de darle otro nombre a las cosas.
A veces diciéndolas del mismo modo. Pero que en esa forma que parece simple se asomen otros mundos, otros sabores.
Caro propone sus obras como mecanismos.
Uno sabe de qué manera funcionan los relojes o los colectivos.
Pero hay millones de relojes, todos distintos. Y colectivos hay muchos, también.


Caro dice que lo que hace es conceptualismo.
Parece que estamos obligados a ponerles nombres a las cosas.
Por eso me gusta tanto que ella juegue con los nombres.
Porque los nombres son eso, parte del juego.
¿¿El arte será eso, imaginar todo el tiempo juegos nuevos??


Lo nuevo es nuevo para mí.
No me importa si para los demás es nuevo o no.
La verdad es que no me importa.
Si algo me emociona y me abre a un mundo nuevo, ya es nuevo.
Aunque todos lo conozcan.
Cuando volvía de la escuela me divertía con ese cartel donde un lobo le decía a una oveja "no sigas la manada".
Era algo así.


"¿¿Qué es lo que más te importa??
¿¿Ser vos??
¿¿Qué los demás te admiren??
¿¿Por qué querés ser artista??"
Son preguntas que nos hacemos todo el tiempo.
Para mí jugar y divertirme son fundamentales.
Aprender, también.
Aprender es algo muy parecido a querer.
Aprender a ver las cosas de otro modo.
A sentirlas de otro modo.


Cuando escribo, juego.
Cuando juego, aprendo.
Parece un slogan de jardín de infantes.
Será por eso que me gusta tanto.

martes, 4 de agosto de 2009

Impávido y emocionado, precioso

La primera vez que escuché el nombre de Itamar Hartavi me sonó a Las Mil y Una Noches. ¡¡Qué mal que estoy con los idiomas!! Pero igual me transportó, me sonaba musical y de otro planeta.
Sus pinturas, en cambio, me resultaron urgentes. Como de alguien que necesita o le sale demostrar que se encoje de hombros pero en realidad está demasiado interesado por el proceso de su aprendizaje.
Porque su pintura es un sampler de estados de ánimo que en su espontaneísmo demuestra mucho oficio. Hay toda una generación de ilustradores internacionales que se valen del arsenal de la gestualidad pictórica (siglos de oficio) para modelar personajes que podrían pertenecer a un buen comix alternativo.


Pero no me da la impresión de que Itamar venga de ahí o se dirija para ese lado. Sigo sintiendo lo mismo, que arquea sus comisuras para señalarnos una sinceridad que posee de otra forma. Su sinceridad, eso que podríamos llamar "existencial", su apego a esquivar los juegos mentales que no impliquen su vida de manera directa, está debajo de su modo de situarse frente al pintar.
Nunca lo vi, no vi ni siquiera un foto suya, pero me gusta imaginármelo.
Me acuerdo cuando entré a Appetite y vi a ese muñecote impávido con su bandera que exhibía la palabra BOLUDO en gran tamaño.


Se supone que hago todo lo que nos e debe hacer. Que es imaginarme cosas en vez de escribir sobre lo comprobable.
Lo siento. Precisamente me interesa el arte porque me atrapa lo incomprobable.
Si me dejo seducir por una obra es porque no necesito ninguna confirmación.
Hay algo triste en sus pinturas. Estan esos colores bajoes y esa pincelada que se sale de curso y nos mantiene en la incertidumbre, el descuido que no lo es en absoluto.
Las obras te provocan algo o no.
Bueno, Itamar me provoca.


Hay seres de pesadilla y otros que rondan en los límites de las pesadillas. No me refiero a las simpáticas criaturas dark de Tim Burton. No, sino a algo menos maniqueo y contrapuesto. El limbo nunca me pareció neutro.
Es una zona que puede ser hard en su fábula.
Como estas imágenes.