Tengo la impresión de estar yéndome una vez más hacia los extremos: cada día creo mucho más en algunas cosas y mucho menos en otras. Si hay algo en lo que definitivamente no creo nada pero nada es en los políticos y sus discursos. Decíamos con la Chica Voladora, hace un rato: estamos saturadas, hartas, agotadas de toda una jerga que nos pesa, que no nos hace bien. Es cierto que el arte crea un clima, una atmósfera que a muchos puede resultarles banal, artificial y escapista frente a las atrocidades y urgencias que genera sin cesar la sociedad en la que vivimos. Sin embargo para mí un eslogan como “Salvame Fantasía” me resulta más efectivo y radical que señalar con el dedo de manera obvia las injusticias que todos conocemos. No me gusta hablar de partidos y fórmulas y candidatos, todas cosas de las que me siento muy alejada. Pero no me parece mal señalar algo que todos sabemos: el mundo del arte se politiza más y más.
Y una cosa es buscar nuevas formas políticas, poner a prueba distintas formas de convivencia, y otra es repetir modelos que ya conocemos y de los cuales sabemos los efectos. No es tan fácil separar la ética de la estética ni la ideología del arte. Tenemos que ser al menos cautos en esto. Muchos artistas jóvenes se ven tentados, por ejemplo, de trabajar con una curadora como Victoria Noorthoorn, que como es público y notorio es una de las teóricas del área de cultura del PRO, el partido de Macri, junto al curador general del Malba Marcelo Pacheco y José Miguel Onaindia, actual director del Centro Rojas, el mismo que dio de baja la clínica de Diana Aisenberg y que inmediatamente nombró curador de la galería a Maxi Jacoby. Tuve el libro en mis manos: se titula Cultura, nuestra PROpuesta, pero me dio mucha fiaca leerlo ¡¡porque seguro que es un libro que nada tiene que ver con el arte!! Es un tema muy resbaloso, pero creo que ante nada no debemos ser ingenuos. Pienso una y otra vez qué buena es la propuesta de Oto Garabello: ser pollitos en fuga. Por ahí esta es una época en la que tenemos que reforzar mucho más nuestros sitios y no dejarnos tentar ni por las instituciones ni los partidos. A veces creemos estar aprovechando una oportunidad y en realidad nos están usando. Está bueno que el arte sea una forma de aprender a generar una zona en la que no puedan utilizar. Seguramente sea una ridícula fantasía, pero tengo una imagen parecida a la del Mago de Oz o de Tío Rico, de gente que cuenta las monedas o su poder a partir de acciones inescrupulosas. Creo que no está mal preguntarse ¿¿qué es lo que nos dan los partidos y las instituciones?? ¿¿Qué es lo que le agregan a lo que hacemos, a nuestro arte??
jueves, 7 de junio de 2007
Más que nunca, Salvame Fantasía!!
Publicado por Anita en 20:33