Si existe un artista joven elegante en Buenos Aires (aunque deberíamos decir el el mundo, porque estamos hablando de alguien con mucho mundo) este es Carlos Huffmann. ¿Y en qué advertimos su elegancia? En su economía inteligente, en sugerir mucho con recursos simples y contundentes. Carlos interviene revistas, siempre dibuja y pinta. Las revistas que interviene pueden ser lujosas e incluso caras y exclusivas, pero como soporte son débiles, es decir, no se trata de un lienzo, ni siquiera de una pared (estos últimos años se volvió una moda dibujar directamente sobre la pared, en una suerte de neo-muralismo). Carlos utiliza elementos de la cultura de masas especializada, de publicaciones de información específica, ampliando sus sentidos con elementos mágicos e incluso tradicionales (el fantástico dragón pintado sobre el auto de diseño). Porque de eso se trata: a un diseño industrial le opone un trazo artesanal.
Otra forma de leer, con el pincel o el lápiz en la mano. Lo mismo sucedía con sus cosmogonías con dibujos manga: las pude ver únicamente en fotos, pero me impresionó que parecían borradores, apuntes para una saga. Carlos Huffmann es un artista muy intenso: no hay más que recordar su muestra en Rosa Chancho. Me dio escalofríos: hay que saber meterse con la matanza de animales, aunque sea por accidente. No deja de ser incirsionar en la muerte. ahora que lo pienso, la obra de Orilo Blandini para Rosa Chancho también trataba sobre esto, pero aún de forma más directa. Chicos intensos. Para refutar a los miopes que califican de banal sin tener idea de por qué.
jueves, 8 de febrero de 2007
Elegancia Siglo XXI: rediseñar el manga, sobrevolar el diseño
Publicado por Anita en 10:48