La discusión de ayer fue "¿existe una estética Appetite?". En poco más de un año, este nuevo espacio de arte construyó con coherencia y solidez un espetro heterogéneo de propuestas en la escena jóven de Buenos Aires. La charla, por supuesto, se derivó hacia subtemas como "¿es Daniela Luna el común denominador o el eje de esta estética?". Del modo que sea, Daniela con su actitud estableció un modelo distinto de marchand. Le escribí a Cippo comentándole sobre esta charla y me retrucó: "si de apetito hablamos ¿mejor no deberíamos ponernos un poco más dieciochescos y hablar de un gusto appetite?" Una vez más, el tema fue derivándose hacia otros terrenos. ¿Cómo debe haber sido vivir los noventa en Buenos Aires y convivido en esa guerra del gusto? Cippo me dice que tal gusto no fue más que una política y que hoy en día esa postura no tiene ya sentido, y que si hablamos de un "gusto appetite" este debería entenderse de forma ornamental. No entiendo mucho qué quiso decirme con esto, pero me parece interesante. Al fin de cuentas, sobre Appetite todo está aún por decirse. Porque sin dudas, y si suena pomposo mejor,Appetite es uno de los nombres con los que podemos denominar al futuro del arte argentino. ¡Salud!