Uno de mis sueños para un futuro un poco lejano, ya que por ahora quiero dedicarme a otras cosas menos sutiles, sería tener una casa donde pueda mostrar y compartir la obra de los artistas que me gustan. Quisiera poder tener un living amplio, iluminado y con muchas plantas, con macetas y flores perfumándolo todo. Un lugar como el que tengo en mente, sería el sitio indicado para agasajar a mis amigos y conocer y hacerme de nuevos amigos. Por supuesto, también para que todos nos conozcamos entre todos, aunque como sugiere Berenice, todos terminamos por conocernos en nuestro pequeño mundo del arte. Sin embargo, existe en Buenos Aires un lugar que está muy cerquita de mis afectos y que sirve como modelo de mi deseo, que se llama El Jardín Oculto (Palestina 742, 1º 3º, Almagro, Buenos Aires). Está buenísimo: está pensado para sentirnos como en casa. Ahí podés ver una muestra simplemente con girar sobre vos misma. Toda la belleza está al alcance de tu mano. Tiendo a pensar, aunque sé que se trata más de una expresión de deseo que de otra cosa, que en un futuro demasiado próximo todo el mundo del arte será así: una interminable sucesión de piezas de amigos. Sería genial que cada uno de nosotros pudiera tener una colección conformada por obras de amigos y amigos de amigos y así. El arte sería lo que me gustaría que sea: un instrumento de interconexión mucho más cálido que un gran museo o una galería convencional, por más moderno que este sea. Por lo mismo, está buenísimo tocar timbre en una casa y experimentar la sensación de que no estás entrando en un bazar de obras de arte, ni a una escuela donde te van a bajar línea sobre que es lo importante, sino que estás ingresando en la cotidianeidad de gente que te hace acordar demasiado a vos misma, aunque nunca antes los hayas visto. Qué genial que ya exista un espacio así, aquí y ahora. Si nunca fuiste ¡no te lo pierdas!
Por hoy ya escribí demasiado. Me voy a ensayar. ¡Ayer compusimos 7 temas!
Nos espera un fin de semana a puro lovepunk.
viernes, 16 de febrero de 2007
El Jardín de los Sueños no sólo queda en tu cabeza
Publicado por Anita en 6:51