Quiero seguir un poco con el tema de ayer pero desde otro ángulo para preguntarme ¿no estamos refiriéndonos a lenguajes tremendamente distintos? Los lenguajes inventan realidad: nombramos algo de diferentes modos y obtenemos percepciones diferentes que cambian nuestra forma de ver la vida, de pensar y de sentir, de interferir en la existencia, en el todos los días. Pienso en el libro de Daisy titulado Historias del Arte, que es la exploración en formato de diccionario de los modos de construcción lingüísticos de las múltiples realidades del arte. Por otra parte, el libro de Manifiestos de Cippolini nos demuestra que incluso esto es así históricamente: es un muestrario enorme del arte y la realidad desde zonas del habla y de la escritura de los artistas de muchas épocas. Por ahí el arte es eso: decir la realidad –nuestra realidad- con lenguajes visuales diferentes. Somos lo que decimos, ya sea con imágenes o con palabras. Y ahí es donde advierto la mayor diferencia con la militancia política, ya sea a través de el activismo liso y llano o el activismo mediante el arte. La clave me la dio Oto Garabello o Eduardo cuando dijo “el arte se está volviendo cada vez más Philip K. Dick”. Las políticas de lenguaje difieren mucho, son apuestas a diferentes canales de comunicación: para decirlo de algún modo, por un lado Castels y La Rusa con su ensalada, por el otro un Benito Laren, aunque por momentos los roles parecen cambiados. No sé porqué me viene a la cabeza la Psicodelia. La Psicodelia es un tipo de conciencia del lenguaje muy diferente a las zonas perceptivas de la militancia. Por supuesto hay algunos cruces, pero son actitudes que avanzan en direcciones casi opuestas. En un principio la Psicodelia estuvo vinculada al consumo de alucinógenos, pero después se extendió a una forma de percibir la vida, libre de las ataduras de un fin utilitario e inmediato. En algún lugar leí el término “biodélico”: un estado psicodélico cotidiano. La obra de Fabio Risso (y el mismo Fabio) para mí es biodelia pura. Oto ni que hablar. Los conejos voladores de Nicanor son recontra psicodélicos. Y los Laboratorios Baigorria. Y Mobo 6 es como un demonio de la psicodelia. Los videos bastardos ni que hablar. Aclaro que esta psicodelia no tiene absolutamente nada de retro: es otra respuesta a lo inmediato y muchísimo más que un estilo de música o una moda. Si me tendría que definir de alguna forma diría: soy una militante psicodélica. Una MILITANTEDÉLICA. Y no me siento nada sola.