viernes, 2 de marzo de 2007

Huracaname fantasía

De la charla que tuve con Julia Sánchez me quedó rebotando una frase “salvame fantasía”. Es una propuesta muy estimulante y se liga a lo que estuvimos discutiendo en estos días. Lo primero que pensé cuando la leí es en una suerte de fantasía Superman que viene a salvarme a mí que sería para la ocasión una especie de Luisa Laine. La fantasía como un superhéroe (o mejor superheroína) que viene a salvarme (cambio a Superman por la Mujer Maravilla o las Power Puff Girls. O Jane Fonda en Barbarella, una película de los 60 que descubrí hace re-poco y me voló la cabeza. Superman siempre me pareció muy para chicos, muy machista). Después me di cuenta que para que exista la fantasía antes tiene que ocurrir la acción de fantasear. Y el fantasear es algo privado, íntimo, que tiene sus reglas. Hay veces que compartimos las reglas de la fantasía. Por ejemplo cada uno de los Rondamones compartía con los otros Rondamones una fantasía punk-decó muy intensa, una fantasía que obtenía su máxima potencia cuando interpretaban sus enérgicos y hiper-eléctricos temas (la expresión punk-decó la tomo prestada de un blog muy bueno que descubrí ayer y que ya puse en los links recomendados). También está la fantasía de uno como un planeta privado. Pienso en los paisajes de Ariel Cusnir, a quien me referiré muy pronto: sus dibujos son como noticieros de su planeta-fantasía. Siguiendo con estas figuras literarias, Benito Laren sería algo así como nuestro Principito (me alucinaría verlo a Laren vestido como el Principito ¡¡le quedaría súper bien!!) ya que sabemos que todo su arte proviene de una geografía conocida como la Galaxia Laren. En todos estos casos la fantasía se presenta como algo preciso, que en términos místicos podríamos llamar “develados”. En todos los ejemplos se trata de fantasías luminosas, incluso pudiendo ser o tener componentes darks. Pero hoy se me dio por pensar en otra posibilidad, que es cuando la fantasía aparece amorfa, como arrojada fuera de su planeta antes de tiempo. Una fantasía que posee todas las posibilidades de lo que puede ser pero aún no se decide por ninguna. Y eso, por esa misma razón, inquieta. Muchísimo. Hasta da miedo. En realidad tengo en mente una fantasía particular, compartida por Luciana Lamothe y Juliana Iriart, que es la que presentaron en la primera Periférica.
Mírenla. ¿De qué trata esa presencia blanca que merodea la cama como una nívea pesadilla materializada? Estoy súper colgada pensando en esas precipitadas fantasías de entidad difusa.
Ojalá el arte fuera para nosotros siempre eso: un alien que jamás terminamos de comprender del todo.
Fantasía ¡¡haz un huracán de mí!!
¡¡Quiero explorar el isomorfismo huracanado!!