En la obra de Federico Lanzi todo toma un leve aire alienígena. Incluso cuando esos monstruos de colores que bajan del cielo no están, de alguna forma aparecen. Cuando vi estos osos polares no pude dejar de pensar en Lost. La verdad es que últimamente, cada vez que veo un oso polar pienso en esa serie. De forma parecida, me pasa que voy caminando por la calle y miro hacia lo alto mirando atentamente a ver si bajan estos invasores y ya comienzo a prepararme para el combate. Escribo todo esto porque estoy pensando desde hace un tiempo que las obras que más me interesan son las que más me sugestionan. No estoy diciendo que las obras que nos sugestionan sean siempre las más potentes, pero a mí me sucede así desde hace algunos meses.
Cuando vemos mucha obra, no es difícil que se nos empiece a pegotear en la memoria. Algo se pasa de cocción en nuestro recuerdo. Vemos una obra y sabemos que la conocemos pero no podemos recordar muy bien adónde y de quién era. O la mezclamos con otras.
Sin embargo, las obras que nos sugestionan nunca las confundimos.
Para que me sugestione una obra, como sucede con la obra de Federico, esta tiene que linkear con un aspecto que yo sienta como esencial en mi vida. Como dice mi abuela “toca alguna de mis fibras”. Las obras que más me pegan son las que se adhieren a la percepción de mi biografía. Será porque soy muy fantasiosa, no sé, pero no pasa un día sin que vaya caminando por la calle y me imagine que estoy dentro de una película. Es una sensación muy profunda que perdura en mi cabeza. Hay días en que soy la protagonista y otros en los que quiero ser un personaje bien secundario.
Me doy cuenta que una obra me sugestionó cuando ingresa a mi película de la forma más natural.
Hace unos días le contaba esto a mi amigo Pedro Billardi y él me preguntaba qué diferencia existía entre la sugestión de una obra y la de cualquier otra cosa. Y si bien todavía estoy tratando de explicármelo, creo que las obras que me sugestionan tienen un elemento de imaginación que pertenece a un territorio amplio.
Sugestión no es miedo ni inseguridad. Es otra cosa. Sugestión es como un loop que no se acaba. Es un estado cercano a excitación.
Por esto flasheé cuando vi a los alienígenas de repisa. Me dije “¡¡Guau!! Es como coleccionar sugestiones.” Y la idea me encantó.
¡¡Quiero una repisa entera de alienígenas de Federico Lanzi!!
Quiero unas largas vacaciones en el reino de la sugestión.
Esté donde esté, quede donde quede.
martes, 31 de julio de 2007
Coleccioná sugestiones y armarte tu repisa
Publicado por Anita en 1:45