martes, 24 de julio de 2007

Aplastados por el exitismo

Más allá de quién la practique (ya sean artistas, teóricos o casuales visitantes) nos preguntamos siempre ¿¿para qué sirve la crítica de arte?? Sin dudas, una de las funciones más importantes debería ser señalar aquello que habitualmente no se ve lo suficiente. Confieso que estoy sorprendida con lo que sucede con la muestra de Iuso en Ruth Benzacar.
Desde que me enteré que Iuso y Siquier expondrían juntos en las distintas salas del famoso subsuelo, comenzaron a surgirme muchos interrogantes. Dos pesos pesados se presentaban simultáneamente. Dos artistas intensos y bien diferentes. Dos propuestas rebuenas. Una oportunidad maravillosa para estudiar el comportamiento crítico.
Para mi aburrimiento ¡¡acerté!! El de Buenos Aires es un medio súper exitista y conservador. Chusmeamos en la cartelera de la galería y vemos todas notas dedicadas a Siquier y silencio total hacia la propuesta de Iuso. Hasta el momento, la única nota que leí que hablaba de nuestro sibarita desbocado fue la de Lebenglik, que para variar sigue expandiendo su escotoma hasta llegar a ser él mismo un escotoma andante ¿¿Cómo alguien puede tener tan poca sensibilidad frente a una obra??
Las pinturas de Siquier son geniales ¡¡chocolate por la noticia!! Pero con su obra sucede algo parecido a lo que sucede con la de Kuitca: los críticos y críticas se babean con el éxito por encima de todo. En Radar, en Inrockuptibles, en Ámbito Financiero, en Ñ, en La Nación, en todos lados Siquier, Siquier, Siquier y nada de Iuso. Y es que Iuso sigue irradiando incomodidad. Nadie se juega. De un texto crítico deberíamos esperar una apuesta que implique algún tipo de riesgo. Tengo que escribirlo: Siquier no implica ya ningún riesgo. Su obra está tan cerrada que escribir sobre lo buena que es resulta redundante. Y que el 99,9 % de la crítica sea redundante no es nada divertido.
Hay mucho para decir de la muestra de Iuso y no es fácil. Todos esquivan lo certera que es su propuesta. Estuve revisando los cuadernos de notas y todas dicen “Siquier ¡excelente! ¡supremo! ¡divino!”, etc. Resulta grave ¡¡tienen tan poco que decir de Iuso que escriben de Siquier en el cuaderno de visitas de Iuso!!
Yo sí tengo que decir sobre Iuso: sin dudas esta exhibición es el comienzo de una nueva etapa. Más pictórica, menos efectista, más filosófica, menos autoestadística. Me encantó el gran graffiti título de la entrada. Me encantó la espacialidad escultórica. Me parecen rebuenos los textos, reflexivos, incisivos, alienados, imperdibles.
El arte que me gusta me genera preguntas. Me mueve. Me inquieta. Me deja pensando. Me sacude. Aún sigue siendo riesgoso acercarse a la obra de Iuso. A la de Siquier no. Está recontrabuena, pero es lo que esperábamos. Por eso debe ser que todos los textos fueron hacia él.
Puedo obviarlos a todos. Ya sabíamos que Siquier es un genio.
Lástima que tan pocos se dan cuenta que Iuso también.