Todavía es un año intenso, reintenso. Todavía no terminó, pero estamos en cuenta regresiva. Pienso en el primer post de Mao y Lenin y me parece muy lejano, como si me regresara del fondo de los tiempos. Todo un año en el que me atuve con toda la energía de la que fui capaz a la consigna de escribir todo lo que sentía, todo lo que pensaba llevando adelante una escritura que diera cuenta de una mirada lo más sincera, lo más analítica y lo más emocional. Porque tuve en claro desde la primera línea que escribí que mi forma de sentir era tan importante como mi forma de ver y pensar.
Pero por sobre todo un año de diálogos intensos. De mucho aprendizaje. Y no sólo aprendí bastante sobre mí, sino también sobre mucha gente. Y como era de esperar, no todo es malo, no todo es bueno.
Traté con todas mis fuerzas de no caer en mis propias trampas. De ser lo más independiente que pudiera. Porque cuando comenzás a entablar un diálogo intenso comienzan los pedidos, los reclamos. Y es verdad que resulta indispensable cuidar ese feedback. Pero no declinar jamás lo que tenemos ganas de hacer. Si tenía ganas de ir en una dirección, si realmente sentía eso, entonces adelante. Si vos podías acompañarme, si realmente me creías en ese giro, mi felicidad se volvía más completa.
Como no podía ser de otra forma, recibí muchas críticas. Que era muy mala y no tenía piedad con lo que no estaba de acuerdo, que me gustaban muchas cosas distintas, que siempre soy muy entusiasta, que no circulo, que me reservo demasiado en vez de reunirme con todos mis lectores, que soy una vaga, a veces, a la hora de contestar mails.
Y todo eso es cierto. Tuve que aprender a avanzar con todas mis dificultades. Reconozco ser patológicamente tímida. Mi analista me reprocha cierto celo excesivo. Y también una marcada tendencia a complacer. Escribir es generar una distancia y poder regularla. Me sirve. Estar cerca y comunicarme de una forma tan intensa sin perder la calma, sintiéndome bien.
No voy a hacer resumen de lo que vi porque no creo en los resúmenes. Puse mucho empeño por acercarme a lo que me interesaba sin dilapidar nada la complejidad de la situación. Si me equivoqué y sé que lo hice muchas veces fue con todas mis ganas. Dije todo cuanto quería decir y así seguirá siendo.
Empieza a terminar el año y estoy con más pilas que nunca. Voy a hacer un viaje. Voy a limpiar mi cabeza. Voy a encontrarme y perderme un millón de veces.
En mi vida, 2007 será el año en que mis papelitos tomaron estado público. En el que mis textos crearon lazos. En el que hice todo lo que quise. En el que tuve sacudones como nunca había tenido.
Y lo bueno de todo, para bien y para mal, es que todavía no terminó.
Todavía me quedan cosas por hacer.
Los quiero.
Una vez más, muchas gracias.
Kisses.
martes, 18 de diciembre de 2007
Soy re 007
Publicado por Anita en 10:14