miércoles, 21 de noviembre de 2007

Mientras tanto, acaso

Ampliar el conocimiento por los sentidos. Acrecentar los sentidos de los sentidos. Hay momentos en que la vida simplemente nos parece más profunda, extensa, intensa. En que la cotidianeidad nos hace especiales y experimentamos un ida y vuelta con el mundo que nos sacude en silencio. ¿¿Cuál es el disparador?? Lo que una imagen o un objeto o una situación nos provocan. El arte comienza cuando sabemos recibir ese estado. Pero también continua cuando ese estado no está, cuando se fue y sin embargo sabemos que existe, que fue nuestro, que fue genial. Todo el resto del tiempo, cuando la rutina nos hace olvidarnos o relega en un segundo plano de vértigo lo que realmente queremos también debemos sostener al arte. Es cierto, ya lo sé: el arte se sostiene solo, no necesita que nadie lo sostenga.
¿¿Pero realmente es así??
Tantas veces cuesta tanto sostener la voluntad, es tan difícil. Realmente estamos hartos, agotados. Ya no queremos más.
Y sin embargo algo nos mueve a seguir. Sabemos que no podemos detenernos. Que simplemente no podemos. Que aún en el aburrimiento tenemos que seguir, insistir.
Es una continuidad que luego rearticulamos a nuestro modo. Pero todos esos momentos están. Todos esos instantes que llenan espacio en nuestro disco rígido y que jamás nombraríamos en una reunión social.

Pero que si compartiríamos con nuestros cómplices. Porque nuestros cómplices son los que pueden sumergirse en la sensación. Son los que no necesitan explicación.
Elijo esta dos fotos entre otras tantas. Son de Yanina Szalkowicz. De su fotolog, Fotos sociales. Son contraseñas abiertas al mundo.
Es nuestro mundo. Podría ser también el mundo de otros. Son los momentos lazos que abren a los sentidos de los sentidos.
Gestos, ambientes, respiraciones, luces, todo se multiplica. Nos detenemos en los detalles. Es genial descubrir todo lo que no habíamos podido percibir en el momento mismo. Como cuando escuchamos una canción por centésima vez y seguimos descubriendo matices, reverberaciones.
Todos esos nanosegundos que sumados son el andamiaje de los días. Esos nanosegundos, millones de ellos, en los que debimos soportar al arte sin tenerlo presente. En el que el arte fue generoso con nosotros.
Porque sos artista cada momento de tu vida.
No hay un momento en el que no lo seas.
Es el infatigable “mientras tanto” que es un conjunto gigantesco de nuestras vidas.
En el que seguimos ampliando el mundo y el mundo se amplió con nosotros.
En un camino que hace de nosotros estos que somos.
Y todos los que seremos.
También.