martes, 8 de enero de 2008

Cuando tu familia es la vanguardia de un mundo paralelo

Está rebueno, porque estás sacando fuera de su tiempo a un tipo de estética que ya los historiadores consideraban parte de su patrimonio. Algo parecido a lo que hace Max Gómez Canle. Emiliano López toma un espacio del pasado y lo recarga. Lo lleva a otra parte. ¿¿Vieron que existe una expresión que dice “con la música a otra parte”?? Bueno, Emiliano es de esos artistas de los que podemos decir “con la imagen a otra parte”.
Emiliano nos muestra un futuro paralelo. Es nuestro presente como podría haber sido. A veces vemos una película de ciencia ficción de los sesenta o setentas que transcurre en el año 2000 y es otro año 2000. Es el año 2000 que Emiliano toma como suyo.
Emiliano mezcla aspectos de las vanguardias geométricas de las décadas del 40 y 50 con imágenes de ciencia ficción retro. Y las actualiza al mismo tiempo.
Su obra es como una máquina del tiempo pero que no va ni de atrás para adelante ni de adelante para atrás. A diferencia de lo que sucede en películas como Volver al futuro, la obra de Emiliano nos teletransporta a presentes paralelos.
De repente somos nosotros, con la misma edad que tenemos, pero en un presente que no es el nuestro. Como si el mundo hubiera tomado otro de sus rumbos posibles.

Esa es una diferencia muy grande con los artistas de los 40 que toma de modelo. Mientras que éstos están desesperados pensando en el futuro, Emiliano se desliza a otros presentes alternativos.
Él elige formar parte de una familia de vanguardia, pero en un tiempo paralelo. Y así nos deja en claro que el mundo del arte atrasa, porque todos siguen pendientes de cuál es la última novedad que los acerca al futuro. Los presentes paralelos son incómodos y Emiliano lo sabe.
Mientras que muchos artistas jóvenes buscan todos los días en internet novedades de lo que sucede en las grandes bienales y galerías, Emiliano construye su propio mundo. Un mundo que no es para nada nostálgico. Todo lo contrario. Es un mundo pleno e imaginario.
A los críticos suelen gustarle los artistas que les sirven para ilustrar con ejemplos locales los movimientos que existen en los grandes centros artísticos.
A otros críticos, al revés, les interesan los artistas que son como un noticiero de lo que pasa en el país. Que ilustran las noticias políticas que salen en la tele.
Emiliano no se deja seducir con estas actitudes pobres. Crea su planeta, va desarrollando un presente que nos permite imaginarnos de qué otras formas podríamos estar viviendo.
Una de las mejores formas de tratar de entender nuestro presente es comparándolo con otros.