jueves, 24 de mayo de 2007

Un Déjà Vu monumental

El augur era un lector calificado. Así como otros sabían leer las estrellas, el augur reconocía el carácter del destino y predecía. Era el narrador del futuro, de lo que todavía no había sido. Pero también relator de la fatalidad: aquello que contaba era eso de lo que nadie podía ya escapar. Si decía sobre vos que vencerías a tus enemigos o te casarías, ya no tenías escapatoria. Porque lo que el augur tenía el don de leer era la Ley de la Vida.
Para el augur todo era predecible: podía decirlo antes de que sucediera porque ya lo había leído. Para él lo que vendría se caía de maduro.
No soy augur pero no acerté por muy poco. Mi pronóstico privado sobre el resultado de los ganadores del premio arteBA 2007 estuvieron cerca: creí que saldría primero Diego Bianchi y para el segundo premio no pude decidirme entre Julia Masvernat y Catalina León. Para mí era clarísimo que en estos tres nombres se cerraba el círculo de los premiados. Tres Jóvenes Beca Kuitca (JBK). Tres artistas buenísimos, de los mejores de su generación. Esto lo sabíamos sin que ningún jurado de ningún veredicto.
Acordémonos que hubo dos jurados. Del jurado de selección podemos decir que tuvo un gran acierto: su selección fue mixta. Como dije en su momento, en su lista hubo jóvenes consagrados y otros que todavía no pasaban de promesa.
Del jurado de premiación podemos agradecer que premiaron a dos excelentes creadores, merecedores de esos premios y otros tantos más que seguramente no tardarán en llegar.
De los dos, sin embargo, tenemos que decir que actuaron profesionalmente, es decir, hicieron lo que seguramente quienes organizan arteBA esperaban que hicieran.
El año pasado fue mucho mas divertido. Yo me copé viendo y escuchando a Pequeño Bambi, por ejemplo. Muchos de los artistas, inclusive la chica del primer premio, eran absolutamente o al menos casi desconocidas para todos los interesados en el arte contemporáneo. Es cierto, el segundo premio fue un JBK, pero con una obra muy jugada. Infinitamente más jugada que las dos bellas obras que este año coronaron el certamen.
Tuve mis tres favoritos que previsiblemente no coincidieron con los premiados. Los digo en cualquier orden, porque los tres me alucinan por igual: las impresionantes instalaciones de Vero Gómez, de Adrián Villas Rojas y Nicanor Araoz.
Ustedes saben que adoro la obra de Catalina, pero esta vez ingresé a su sitio y algo me pareció forzado. Había algo de sus gestos clásicos, también algo trash que no terminó de cerrarme. Cuando entré estaba en ese espacio el coleccionista Alejandro Ikonicoff, con gesto hierático.
También soy refan de la obra de Diego Bianchi, pero la escenografía tipo mercadito tengo que reconocer que me interesó mucho menos que otras tantas instalaciones suyas que sin dudas son obras maestras. En cambio, mis tres favoritas me fascinaron. Estuve tres días descubriendo cada detalle de esos parques de diversiones mentales que fueron las propuestas de Verónica y Adrián, así como me sacudió ver al genial Nica en semejante escala.
Hablábamos con amigas que sin dudas cada año las ediciones de arteBA mejoran en producción y calidad general. Pero este año, tengo toda la sensación, algo falló. No es que estuvo mal, por el contrario, estuvo muy bien. Pero le faltó más imprevisibilidad, más riesgo. Es algo que tengo que seguir pensando y sobre lo que voy a escribir en los próximos post.
Cuando tantos de nosotros nos convertimos en augures con pasmosa facilidad, el futuro vuelve a no ser lo que era; y el arte pierde parte de su gran magia.
Soy ingenua en miles de cosas pero no en esto: ya lo sé, es sólo una feria de arte. ¡¡Pero es una feria buenísima, de lo mejor de este país!! Y es una lástima que el resultado sea sólo un encogerse de hombros y afirmar: “yyyyyy.....sí. Estuvo bien. ¿¿no??”.

PD Urgente: ¿¿Qué está pasando con la Clínica del Rojas?? ¿¿Perdemos uno de los espacios más importantes?? Ampliaré mañana.