En algún lugar leí que el crítico de arte como especie está en vías de extinción. No sé si será así, pero lo cierto es que es realmente lamentable que la tarea de la mayoría de ellos, al menos en nuestro medio, se limite a realizar reseñas. No es que tenga nada contra las reseñas, de hecho son un género muy útil y agradable, pero es tan cierto como que con eso no nos basta. Antes se les pedía objetividad. Por ahí ahora lo que más nos copa son las subjetividades intensas, las que se aventuran en lecturas que pueden ser disparatadas, pero que nos sorprenden. Si bien es cierto que artistas críticos existen desde hace muchos pero muchos años (en nuestro medio pienso en Noé y en Kemble, sin ir mucho más lejos) la verdad es que los artistas cuando hacer crítica hablan más de su posición que de los demás. La crítica para los artistas es un lugar de construcción personal, parte de su obra. Esto es lo que sucede con la nota que se publicó hoy en Radar, en Página 12. Leo Estol reseña obra por obra las seleccionadas y premiadas del certamen de Petrobras. Y no hace otra cosa que construir lazos con su propia obra a partir de sus opiniones. Atención: no lo estoy criticando y creo que está en todo su derecho. Lo que sí me parece es que le quita más misterio a su postura, a su subjetividad como artista. Es una nota que no me dice demasiado, o posiblemente nada, que no hayamos podido ver en vivo y en directo; y al lector que no pudo ver esa exhibición-premio tampoco le aporta mucho. Si ustedes la vieron, compartirán conmigo que, por ejemplo, la obra ganadora de Catalina no se entiende nada en la nota de Estol. Es un texto escrito especialmente para aquellos que fueron a arteBA y que saben quién es él. Leo posiblemente crea que está obteniendo así una fuerte ganancia simbólica, ocupando un lugar. Y sin dudas es al revés, se vuelve más obvio, no obtiene ganancias y se vuelve redundante. Fui a ver su instalación “mi primera escultura” en el nuevo MAMBA y me pareció demasiado tibia, súper esteticista. Leo es un gran artista, eso ya lo sabemos. Pero sin dudas empezamos a advertir en un medio tan vigoroso como el nuestro algunos síntomas de fatiga que nadie se atreve a nombrar o señalar. Por supuesto esto es pasajero y todos estamos aprendiendo.