Es la expansión la que me hechiza. Porque por más que el artista realice su obra con cual o tal técnica, con tal o cual procedimiento, hay algo que no maneja. Incluso en una galería, en la cual la obra está sola, ésta se extiende y reclama su presencia. Cuando miramos un libro de arte y vemos un objeto de arte que nos encanta, inmediatamente lo rodeamos con la vista para buscar más: un dato, por ejemplo una fecha, y si hay una foto del artista mejor. Nos tranquiliza saber que hay una presencia humana detrás de cada obra. En este sentido, creación y producción se homologan. Me pasó estar mirando un catálogo de pinturas que no me interesaban demasiado y cuando vi la cara de la señora que las producía y la fecha en que los había hecho inmediatamente se volvieron más interesantes. Leí hace poco sobre un crítico y filósofo Jauss, cuya teoría es que la obra se completa con el espectador. Y esto es verdad: el espectador deja su biografía en cada obra, que en definitiva, y sea lo que sea que el artista haya sentido o pensado cuando la realizó, es un lazo entre vos que la hiciste y yo que la estoy mirando. Lo buenísimo de cualquier creación es que es una experiencia intransferible: para el que la realiza y para el que la ve. Hoy mi obra son estos niños de Karin Idelson. Como espectadora tengo que evaluar y tomar muchas decisiones: ¿¿por qué están vestidos así?? ¿¿Esos niños ya son adultos (aunque no lo creo porque me parece que es una foto relativamente reciente)?? ¿¿Karin los produjo o ellos estaban ya vestidos así?? Creo que creación y producción no son antagónicos, sino complementarios. Toda obra tiene algo de creación, de porque sí, de voluntad que se afirma en un objeto, y de producción, de vestir a los chicos para la foto, de preparar el bastidor, de cargar el casete en la video, de afilar el lápiz, de buscar el objeto roto que estábamos necesitando. Lo que sucede es que hay artistas que dedican más tiempo a la creación, al impulso, y otros a la producción, como cuando un fotógrafo busca la luz, prepara su fotómetro etc. En Karin encuentro ese raro y mágico equilibrio, donde la producción es el doble exacto de la creación y al revés. Alucino con sus fotos y videos ¡¡quiero una individual de Karin Idelson ya!! Ahora que lo pienso, cuando nos arreglamos para salir, o para lo que sea, siempre decimos “nos produjimos para...” Me encanta esta fotito de la niña punk que bajé de internet. Porque, aunque parezca tonto, yo me produzco para ver obra. Quizás sea otra forma de intentar crear equilibrio en un mundo lleno de fuerzas y torbellinos emocionales. Últimamente se bastante de eso. Espero que no cargar mucho con ellos a las obras que me gustan, pero tarde o temprano un poco pasa.
martes, 24 de abril de 2007
Produjiste contacto, vestiste tu creación ¡¡fuiste muy vos con sólo mirar!!
Publicado por Anita en 10:14