Este es el post número 200. Así que 200 veces traté de hacer algo que me cambie. Al principio no lo sabía. No siempre sabemos por qué hacemos las cosas. Ni siquiera sabía que quería cambiar. Me gusta sentir cosas. Explicarme en qué consiste eso. Es muy difícil explicar un sentimiento, una sensación. Ahora me doy cuenta de que fui muy precisa en elegir el objeto de mis deseos. Quería imágenes. Imágenes que por alguna razón sintiera cercanas. Que me resultaran misteriosas, emocionantes, que atraparan ideas que me pusieran en un estado especial. Las imágenes, cuando nos hacen algo nos hacen algo intenso. Cautivan a nuestro cerebro. Nuestra sensibilidad. Pasan los días y las imágenes no se van. Caminamos, viajamos, y ellas siguen acompañándonos. No sabemos hasta dónde las estamos imaginando un poco. Pero son parte de nuestro metabolismo. Hoy no quiero usar signos de admiración. Quiero estar más serena. No es fácil con mi temperamento.
Son 200 posteos y me siento bien. No es un balance. Ni una meta. Nada más llegué acá. Es un número. Perdón, son tres números, uno detrás de otro. Están las ideas, y son reútiles. Pero las ideas para mí también son imágenes. No sé por qué. Para este post elegí una pintura que me encanta. Es de Elena Losón y se titula “Shh. Mi rosada actitud”. Una se busca en las imágenes que le impactan. Se imagina en la situación. Desde hoy la chica de ese cuadro soy yo. Es mi retrato. Es mi actitud. Me encuentro ahí. Es lo que me pasa frente a las imágenes que guardo para siempre. No son de alto impacto. Son más bien suaves y me van ganando de a poco. Una actitud rosa. El rosa no es un rojo liviano. Es un rojo de velocidad lenta. Es un rojo que hizo “shh”. Que se creó un silencio para poder sentir mejor.
200 veces “Shh.”
200 veces más “Shh”.
1000 veces más “Shh”.
Tantas, hasta perder la cuenta.
sábado, 27 de septiembre de 2008
200 veces “Shh”
Publicado por Anita en 10:07