Siempre creí que para hablar de cada artista hay que inventar un método diferente. Que nos tenemos que acercar al misterio de su obra (aunque esta no tenga a primera vista nada de misterioso) de una forma única, distinta, con una mirada que no conocíamos. Porque a pesar de las similitudes, cada artista es único. Vive cosas únicas, experimenta cosas que nadie más en el mundo piense o siente. Va construyendo su estilo con elementos que estaban a su alcance y por eso nos parecen familiares. Pero en realidad no, son resingulares.
Claro que no es fácil. La mayoría de la crítica empieza al revés. Inventa una etiqueta más o menos amplia que le sirve de cajón para meter todo adentro. Cajones que después justifican con teoría social e historia. Pero estoy convencida de que tiene que ser al revés. Que hay que tratar de llegar a eso que nos hace únicos. Y si queremos llegar a eso que vuelve diferente a un artista, me parece que no existe otra manera que tratar de inventar un método único. ¡¡Y es un desafío gigante!!
No basta con escribir bien. Hay que tratar de crear una mirada con el mismo amor que un artista pone en lo que hace. En cómo lo hace.
Por eso, a partir de este post inventaré una forma de ver especial para cada artista del que hable. ¡¡Síííííííí´!! Estoy loca. No me importa. Es lo que siento que tengo que hacer. Ante todo tengo que ser sincera conmigo misma y con los artistas que seguiré eligiendo. Porque soy conciente de que hablo desde mí, no repito lo que ellos dicen sino que establezco un punto intermedio de mirada. En cada oportunidad intentaré llegar a ese punto específico. Estoy escribiendo sobre Violeta Cincioni, que es una artista cuyas obras valen la pena. Y mucho. Para referirme a un conjunto de obras muy especiales de Violeta, usaré un mecanismo que llamaré símbolo físico.
Existe una diferencia bastante grande entre las metáforas y lo que yo llamo el símbolo físico. Las primeras son un puente: las metáforas siempre estuvieron cerca de la representación-espejo. Son como un espejo cuya imagen está intervenida, pero que sigue refiriéndose a la otro lado, al mundo de lo inmediato.
Pero el símbolo físico tiene otra presencia. No se representa nada ni representa nada, sino que pone en escena una acción. Por ejemplo, el famoso tachito con agujeros con el que Max Ernst inventó el goteado-dripping que después utilizó Pollock.
Violeta no utiliza chorreados. Sino giros. Trompos. Si el símbolo-físico de Pollock es el chorreado, el de Violeta es el giro. Girar sobre sí. Dar vueltas y vueltas. La acción habla, nos dice. Pollock chorreaba, dejaba caer las gotas como bombas en un campo de batalla. Violeta da vueltas y vueltas sobre sí misma.
Pensé mucho en esta obra de Cincioni todo este último tiempo antes de volver a subir post. Pensé que las obras de Violeta son como la carta de Fernanda Laguna que publiqué ayer y anteayer. Son vueltas sobre uno mismo. Es darle vueltas a la cabeza como un trompo hasta que tengamos una acción que a veces no se parece tanto a una respuesta.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Girando sobre vos y el método único
Publicado por Anita en 21:45