martes, 30 de enero de 2007

Haciendo estallar a Gran Hermano




Luciana Lamothe, que está en el top five de mis artistas favoritas (y está en el top ten de muchos de mis amigos, también) es a su modo una nueva archivista, ya que, de una forma genialmente anómala, su blog COMUNION es un archivo, con la particularidad de que ella misma autoarchiva sus acciones luego de registrarlas. Ese registro es una parte importantísima de su obra. En tiempos de Gran Hermano, Luciana nos ofrenda con un tipo de subjetividad bien diferenciada. Existe un tipo de subjetividad que se quiere hipervisualizada pero a la vez es todo lo contrario de la espontaneidad: vemos lo que decide editar un director de tele. Cuando hablamos de Gran Hermano deberíamos hablar de cómo se edita ese programa, y esta es su posmodernidad: es todo lo contrario de la tele en vivo. Es una suerte de subjetividad de la post-producción, como quería Bourriaud. Uno no elige cómo mostrar su conducta, sino que lo dictamina un director de tele. Quizás las nuevas biopolíticas tomen como modelo estos espectáculos televisivos: biopolítica para una teleaudiencia cautiva. Luciana nos permite ver otros modelos. La adoramos.