sábado, 27 de enero de 2007

El arte como robo es lo mejor de lo mejor


Cuando tenía 16 o 17 años vi una muestra en ByF que me voló la cabeza: de un chico que se llamaba o se hacía llamar AL Mundy, que según me explicó alguien era el nombre de un personaje de serie de tele de los sesentas. Se trataba de una muestra de fotos que no eran de él, o sea, él no las había sacado, sino que se las había apropiado. Trabajaba en una casa de revelado de fotos y se iba guardando las fotografías que le gustaban. Empecé a hacer lo mismo, pero, como no trabajo en una casa de revelado (en realidad no trabajo en nada) fui armándome de un stock de imágenes que son mías ´solamente porque me las robo.
Por ejemplo, robo mi nombre de una novela de César Aira, escritor que adoro y al que varias veces intenté violar sin éxito. Claro que soy tan tímida que ni siquiera me acerqué (lo mismo me pasó con el bombonazo de Garamona,con Guillermo Faivovich (me enloquece)y con Chipo de Ramona, que tiene una voz preciosa.
Este concepto de "apropiación", del que me enteré leyendo sobre un artista neoyorquino que se llama Richard Price y que hizo una tapa re-linda de Sonic Youth me cambió la forma de pensar.
La foto de la que me apropio hoy es esta de Flavia Da Rin, una artista súper de la que soy devota. En la foto se ven a dos de los Oligatega Numeric, una banda de artistas que tienen una manera de trabajar muy novedosa. Pero en esta imagen aparecen como personajes de otra época, como romanos o griegos, como Socrates mutantes. O como Diógenes, el filósofo perro. Flavia suele ser bastante intimista y autorreferencial, pero en esta foto se abre a otra época, en la que me hubiera encantado vivir.
¿Cómo hubiera sido enamorarse de los Oligatega Numeric en la antigua Atenas o la temible Esparta?